Muchas voces apuntan a cambios en el gabinete eruvielista. Insisten en la salida de Carlos Cadena de la secretaría del Trabajo, quien podría ser sustituido por el ex alcalde de Ecatepec, Indalecio Ríos, que fue el remplazo de Eruviel Ávila cuando se convirtió en candidato priísta a gobernador. Para Carlos Cadena, emigraría a un puesto de alta dirección en alguna institución bancaria, incluso fuera del país. Indalecio es del primer círculo de Eruviel.

Efrén Rojas, ha vuelto a la escena de los relevos. Por enésima vez, el nombre de Rojas lo ponen con un pie fuera del gabinete. Mientras que en esa oleada de remplazos, hay quien afirma que se integraría Arturo Osornio –un montielista de cepa-. Osornio, subsecretario de Desarrollo Rural federal, regresaría al Estado de México. Arturo es originario de Atlacomulco e identificado plenamente con el ex gobernador Montiel e Isidro Pastor.

Para completar la revuelta del gabinete, se apunta la salida de Cruz Roa Sánchez, quien en un par de años ha fungido como secretario del Trabajo, y actualmente es titular del Medio Ambiente. Roa tendría las horas contadas en su cargo. Eruviel afinaría su grupo político. La definición está próxima.

Otro más, no del gabinete pero que podría dejar su puesto es Raúl Domínguez Rex, dirigente estatal del PRI. El líder de la CTC, enfrenta desde hace meses la rumorología de abandonar la presidencia priísta que asumió el 15 de octubre de 2011. Jaime Barrera –recién ascendido a secretario de Organización del PRI- apuntala las preferencias para dirigir al partido. Su hermano Heberto ya presidió al PRI mexiquense hace quince años.

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El transporte público sigue dando la mala nota. El pasado viernes, un fatal accidente contabiliza a la fecha 17 personas fallecidas, y otras cuatro heridas de gravedad, luego de que se volcara un autobús sobre la carretera Toluca – Naucalpan. De nueva cuenta la impericia y la negligencia de los conductores, y una autoridad débil, incapaz de sancionar a las líneas del servicio de pasajeros involucradas en estos percances.

Otra vez el Estado de México. Un transporte público costoso, con unidades destartaladas, choferes poco capacitados y empresarios indolentes frente a la desgracia. El gobierno estatal ha absorbido los gastos funerarios. De la empresa nada se sabe, pero poco le preocupa, y menos se ocupa. El negocio seguirá para ellos. Las consecuencias fatales son parte de la estadística.