Redacción
Toluca, Edomex. 03 de junio de 2017.- El Grupo Atlacomulco simboliza una de las dinastías políticas más longevas, enquistadas, adineradas y hoy en día más influyente entre la clase gobernante del país, que este 4 de junio enfrenta el mayor desafío electoral de su historia: preservar o perder su mayor bastión político, el Estado de México, de manos de Alfredo del Mazo Maza, heredero de un poder dinástico, cuyo abuelo, padre y primo ya fueron gobernadores.
En medio de una profunda desaprobación al gobierno peñista, una resquebrajada desigualdad social y una polarizada contienda electoral, la izquierda tiene una oportunidad histórica para imponerse al régimen priísta a partir de una oleada votante antisistema. En su conjunto, existen los factores para que Enrique Peña Nieto sea derrotado en su tierra natal frente a Morena, partido liderado por Andrés Manuel López Obrador, el líder social más influyente de la última década.
Alfredo del Mazo, originario de Toluca, nació en el seno de una familia de grandes vínculos políticos. Su abuelo fue gobernador del Estado de México entre 1945 y 1951. Heredero del trono de Isidro Fabela Alfaro, fundador del mítico Grupo Atlacomulco de donde han surgido cinco gobernadores mexiquenses. Del Mazo Vélez fue además secretario de Recursos Hidráulicos con el presidente, el también mexiquense, Adolfo López Mateos.
Su padre, Alfredo del Mazo González, fue gobernador del Estado de México entre 1981 y 1986. En ese mismo año fue nombrado secretario de Energía por el presidente Miguel de la Madrid Hurtado, y fue aspirante a la Presidencia de la República, cuya candidatura recayó en el secretario de Programación y Presupuesto, Carlos Salinas de Gortari. En 1997, la dinastía Del Mazo cayó en desgracia, momento en el que Alfredo del Mazo perdió la jefatura de gobierno del entonces Distrito Federal, en contra de la izquierda que enarbolaba el excandidato presidencial, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.
Del Mazo Maza inició su vertiginosa carrera política en el año 2006, cuando su primo, el hoy presidente de México, Enrique Peña Nieto lo designó director general del Instituto Mexiquense del Emprendedor, un organismo dedicado a apoyar con financiamiento público y privado a la creación de nuevas empresas. Dos años más tarde, fue nombrado secretario de Turismo del Estado de México, en un mero trámite de impulso a su carrera política y en el que permaneció menos de doce meses, para contender por la alcaldía de Huixquilucan.
Hace seis años, Alfredo del Mazo pudo convertirse en candidato del PRI a la gubernatura del Estado de México, sin embargo, la amenaza puesta sobre la mesa por el priísta Eruviel Ávila de encabezar una alianza opositora entre PAN y PRD, lo obligaron a declinar a favor del entonces alcalde de Ecatepec.
En diciembre de 2012, el presidente Peña Nieto lo puso al frente del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras), cargo al que renunció en enero de 2015, para contender por una diputación federal con cabecera en Huixquilucan. En San Lázaro presidió las comisiones legislativas de Infraestructura y Presupuesto y Cuenta Pública. El oficio político del peñismo le permitió además ser coordinador de los legisladores priístas mexiquenses.
El pasado mes de enero, Alfredo del Mazo solicitó licencia a su cargo como diputado federal y ser candidato único del PRI a la gubernatura mexiquense, un cargo que pretende heredar en línea directa de su abuelo y su padre, pero con condiciones políticas adversas y una alta competencia electoral.
Delfina Gómez, la opción de la izquierda
En la acera de enfrente, la izquierda encabeza las preferencias de quienes se oponen y rechazan el actual régimen priísta, acusado de severos casos de corrupción y conflictos de interés, en los que están involucrados los exgobernadores Enrique Peña y Arturo Montiel; y el actual mandatario, Eruviel Ávila, lo que ha generado una elevada cuota identificada como voto de castigo.
Desde el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), un partido de reciente creación y liderado por Andrés Manuel López Obrador, se concitan las simpatías de intelectuales, académicos y políticos que manifiestan un hartazgo social hacia el empoderamiento de las familias de siempre, y de los abundantes negocios personales realizados al amparo del poder público.
Delfina Gómez Álvarez, una maestra de notorias limitaciones lingüísticas pero enorme empatía con las clases populares, encabeza la candidatura de Morena por la gubernatura mexiquense. Hija de un albañil y un ama de casa, representa la antítesis de la élite política que identifica a Del Mazo, lo que se refleja en un discurso de campaña caracterizado por derrocar al priísmo, como un régimen de privilegios particulares y de una rampante corrupción gozosa de impunidad.
La carrera política de Gómez Álvarez se reduce a los últimos cinco años, cuando en el 2012 fue invitada por su padrino político, Higinio Martínez, para contender por la alcaldía de Texcoco a través del partido Movimiento Ciudadano.
Higinio Martínez tiene una carrera política de casi 25 años en el poder. Fue militante del Partido Mexicano de los Trabajadores, y más tarde fundó con Heberto Castillo y Demetrio Vallejo el Partido Mexicano Socialista; además de participar en la creación del Frente Democrático Nacional y del PRD en 1989. Fue senador de la República, desde donde saltó como candidato a gobernador del Estado de México, en cuya contienda se impuso el priísta, Arturo Montiel.
Martínez es considerado un cacique de Texcoco, de donde ha sido en dos ocasiones alcalde, diputado federal y local. Ha transitado en la última década por el PRD, Movimiento Ciudadano y más recientemente el Movimiento de Regeneración Nacional.
Delfina Gómez, no concluyó su mandato como alcaldesa de Texcoco, pues optó por competir por una diputación federal por el ya existente Movimiento de Regeneración Nacional. En 2015, rindió protesta como legisladora federal de Morena, la bancada de mayor resistencia en el Congreso de la Unión.
Con escasa trayectoria política, en julio de 2016, López Obrador la nombró promotora de la soberanía nacional en el Estado de México, en una estratagema electoral por promover anticipadamente a Delfina Gómez, que fue ungida en enero pasado como candidata a la gubernatura mexiquense.
Gómez Álvarez enfrenta un desafío electoral sin precedentes, en la antesala electoral de este domingo ante la posibilidad de derrotar a un régimen que ha permanecido intacto en los últimos ochenta años.
Poco más de once millones de mexiquenses saldrán a las urnas, con la posibilidad de refrendar su confianza en un régimen priísta que ha apostado a la conservación del poder a través de las élites política y la dinastía Del Mazo, o bien, dar un viraje a favor de Delfina Gómez, lo que abriría serias posibilidades de triunfo a la aspiración presidencial de Andrés Manuel López Obrador rumbo a la elección del año entrante.