Toluca, Edomex. 25 de enero de 2017.- Invariablemente de quien sea el candidato priísta a la gubernatura mexiquense, tanto en el gabinete peñista como en el equipo eruvielista, ya se alistan ajustes en piezas clave. De uno y otro bando, saltarán cuadros priístas que se convertirán en los operadores electorales de la batalla mexiquense. En las próximas dos semanas, los gabinetes federal y estatal entrarán en una etapa de modificaciones, encaminados a integrar el equipo de campaña del abanderado oficial. El nerviosismo crece entre la militancia tricolor.
Mientras se deshoja la margarita, un puñado de aspirantes ya buscan forjar alianzas con otros, de cara al proceso interno del PRI que concluirá con la elección formal el próximo 3 de marzo. Hasta ahora, también se advierten rompimientos irreversibles y diferencias irreconciliables entre algunos aspirantes, lo que tiene al partido al borde del colapso. El escenario podría definirse en un candidato sorpresivo, que logre concitar tantas fisuras.
En la antesala del ungimiento del candidato priísta a la gubernatura mexiquense, la toma de decisiones parece tener otro tipo de consideraciones más allá de lo político. Hay poderes fácticos que podrían deslizar la elección de un candidato único, en donde influyen instituciones como la Iglesia, los empresarios, los sindicatos, el magisterio, organizaciones civiles, transportistas, medios de comunicación y grupos clientelares. El voto corporativo es fundamental en la movilización electoral.
Desde hace algunas décadas, los poderes formales han sido rebasados por los poderes fácticos. Ahí reside la ponderación final sobre quién podría recaer la candidatura priísta. No basta con el consenso entre la élite política. Las élites de otros grupos de interés tienen sus afectos y sus propias apuestas. El ungimiento del candidato priísta se procesa desde Los Pinos. Eruviel será el responsable de la elección de junio, pero la designación de enero recaerá en Peña Nieto. El tiempo se ha agotado y la decisión será anunciada en las próximas horas.
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Movimiento Ciudadano ha actuado en las últimas elecciones como comparsa de Andrés Manuel López Obrador. Quizá eso explique su decisión de abandonar la alianza de las izquierdas, con el PRD y PT, que lo alejarían del tabasqueño. Nadie olvida que Delfina Gómez, hoy presentada como la esperanza del Morenaje en el Estado de México inició su carrera política bajo el arropo del partido naranja. Hace cuatro años, Delfina fue electa alcaldesa de Texcoco por Movimiento Ciudadano, con el impulso de Higinio Martínez y el propio Andrés Manuel.
Desde ese reducto de la izquierda, López Obrador pudo sobrevivir en las elecciones intermedias del 2009, y en los comicios presidenciales de 2012. Ahora con su propio partido político, Andrés Manuel pretende fortalecer su capital político en la zona oriente. Ahí está la élite política que dirige a Morena en el Estado de México, y ahí también concentrará sus esfuerzos de movilización. Este es un experimento de su alcance electoral rumbo a la elección presidencial.
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