Toluca, Edomex. 15 de junio de 2015.- El mayor fracaso electoral para el PRI del Estado de México se llama Huixquilucan. Se trataba de una prioridad, manifestada por el propio gobernador Eruviel Ávila, que envío a Adrián Fuentes para operar políticamente y regresa con una mano por delante y otra atrás. Aunque los motivos de la derrota son variados, la versión más escuchada al interior del PRI culpar de la debacle al abanderado tricolor. Fernando Maldonado queda como el candidato perdedor de la contienda.

Una de las grandes derrotas que representaron una victoria para Eruviel Ávila, fue para Antorcha Campesina, que de la mano de Brasil Acosta Peña buscaba la alcaldía de Texcoco, pero sufrió ante las huestes de Higinio Martínez. En la medida en que se merma la fuerza del movimiento antorchista, Eruviel tiene mayores condiciones para evitar otorgarle mayores concesiones políticas. Las diferencias entre Antorcha Campesina y Eruviel son manifiestas y no hay quien descarta que el priísmo haya presupuestado esa derrota.

La lección que se confirma tras los comicios del pasado 7 de junio, es que el peor enemigo de un priísta es otro priísta. Y es que proliferan las historias palaciegas de que muchas de las derrotas sufridas por el partido en el poder fueron producto de fuego amigo. En esa circunstancia se encuentran escenarios de fracaso como los escritos en Huixquilucan, Naucalpan, Jilotepec y otros más. Lo que también se denota es la falta de liderazgos que pongan orden a las divisiones internas que tuvieron un altísimo costo político en el presupuesto electoral del tricolor.

Naucalpan y Nezahualcóyotl han regresado como parte de la hegemonía electoral del PAN y PRD. Desde ahí, la derecha y la izquierda forjaron por casi 20 años grandes bastiones electorales, que sin duda intentarán extender en los comicios de los años por venir. Los triunfos de Edgar Olvera y Juan Hugo de la Rosa representan la reivindicación del corredor azul y el cinturón amarillo, que antes eran intransitables para el priísmo y sus estructuras. La derrota al PRI mexiquense le pegó de frente.

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El siguiente trance electoral estará en la impugnación de al menos 15 municipios, en donde con sólo anular unas cuantas casillas, por motivos variados, los partidos políticos intentarán revertir los resultados. El PAN y el PRD ya preparan los argumentos para arrebatar sobre la mesa al menos una decena de ayuntamientos ganados por el PRI en contiendas muy reñidas. El aspecto jurisdiccional siempre ha dado tumbos en la historia electoral reciente, y ahí se concentran ahora los esfuerzos de partidos y candidatos.

En el equipo de financiamiento del priísmo mexiquense se tiene un esquema generalizado sobre los gastos de campaña ejercidos por el partido, para demostrar con facturas y documentos comprobables que no se rebasó el tope de gastos en ningún municipio o distrito. A lo largo de los 34 días de campaña, la mayor preocupación del PRI fue lograr que cuadrarán los costos del proselitismo que les evitará echar abajo los triunfos alcanzados en las urnas. Ese pues, no será un fundamento para buscar anular elecciones.

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