Toluca, Edomex. 21 de octubre de 2014.- ¡Vaya paradoja! La tierra del alquimista electoral, Carlos Iriarte Mercado -hoy erigido como dirigente estatal del PRI- está en serio riesgo de perderse para su causa. El PAN ha avanzado sustancialmente en las preferencias electorales, y a poco más de siete meses de distancia, se ubica en el primer lugar de las tendencias del voto. El refrán pregona que nadie es profeta en su tierra, y sin duda, sería una gran afrenta que el priísmo saliera derrotado de quien se erige como el salvador de la posible debacle en los comicios intermedios.

Para colmo de males, el aspirante priísta más avezado, tanto por las encuestas como por el respaldo político, es el empresario Pablo Peralta, con quien Iriarte Mercado tiene marcadas diferencias desde la elección de 2012. Pablo ya tiene el respaldo de Adrián Fuentes, lo que podría detonar el arropo del gobernador Eruviel Ávila. Además Peralta tenía la candidatura a la alcaldía hace un par de años, y en el tramo final se cruzó en el camino el propio Iriarte, quien apenas cumplió la mitad de su mandato y abandonó el barco de la presidencia municipal de Huixquilucan.

El mal augurio lo completa el gobierno interino de Reynol Neyra, un actor político ajeno a la clase priísta de Huixquilucan, y una gestión municipal que ha dado tumbos desde enero de 2013, con una carente obra pública, un poder de convocatoria escaso en la gestión pública, y un raquítico músculo político. El escenario no sólo es desolador sino preocupante. Huixquilucan se encuentra en un marasmo, y eso ha derivado en un hartazgo entre el electorado, que podría inclinar la balanza con un voto de castigo.

En contraparte, el panista Enrique Vargas ha logrado las simpatías a su favor y sus intereses. A la distancia, ya consiguió la candidatura de unidad, luego de que en semanas pasadas, su rival y dirigente estatal del PAN, Óscar Sánchez Juárez desistió de buscar algún cargo de elección. Con la decisión por delante, está claro que hasta el grupo de Ulises Ramírez apoyará decididamente a Vargas, para buscar darle un duro golpe en un núcleo político simbólico para Iriarte, representante de los Golden boys desde el priísmo mexiquense.

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Las cosas en el sur del Estado de México van de mal en peor. Ayer en Ixtapan de la Sal corrió un rumor de que elementos de la Policía Estatal estarían alimentando la idea de convocar a un “toque de queda” para evitar que la población saliera de sus casas rebasadas las ocho de la noche. Lo cierto, es que los agentes de seguridad recomendaron a la gente evitar la vía pública entrado el anochecer, frente a la advertencia de que pudieran presentarse en el municipio estudiantes de Atyozinapa. Y mientras el murmullo se esparcía, también se expandió un temor entre los pobladores.

Cero y van dos. Los sitios turísticos más emblemáticos del Estado de México han sufrido con la ola expansiva de criminalidad. Primero fue Valle de Bravo, impactado por una serie de secuestros que pegó severamente su actividad económica. Ahora en Ixtapan de la Sal, la noticia que impera sobre el control de militares en la zona, sin duda alguna, impactará en una sustancial disminución de visitantes en la recta final del año. ¿Y el gobierno de Eruviel, sólo aguantará los embates?

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