Mucho hermetismo han mantenido las autoridades por la detención del multihomicida de una familia de cinco integrantes, el fin de semana pasado en Susupuato Michoacán. Se ha podido conocer q la identidad de este sujeto es José Luis Garduño, alias «El Donas», quien presuntamente formaba parte del grupo de sicarios de los Caballeros Templarios aquí en el estado de México.
Tras su captura, ayer corrieron varias versiones de que habría revelado nombres de comandantes de las policías municipales que presuntamente dan protección a este grupo delictivo en la entidad. Entre los comandantes detenidos se encontraría el subdirector de seguridad pública de Valle de Bravo, Paulino Tule González; su hermano León Tule González, director de la policia de Donato Guerra y Raúl Gómez Gómez, director de seguridad pública de Santo Tomas de los Plátanos.
Las detenciones se habrían realizado ayer por la mañana por efectivos de la policía estatal, y la ministerial del estado con apoyo de elementos castrenses. Las autoridades no han negado las aprehensiones, pero tampoco las han confirmado. Fuentes policiacas indican que como la investigación está en curso, más uniformados de esta red de protección a los templarios podrían caer en las próximas horas, motivo por el cual no han dado a conocer la captura de los comandantes.
No hay que perder la capacidad de asombro. No es normal que los policías –y en particular sus directores- estén coludidos con el crimen organizado. Es un delito gravísimo, que quienes se encargan de perseguir delincuentes, se dediquen a protegerlos. El grado de indignación debe ser del tamaño del escándalo que está por develarse. El Mando Único tampoco pudo soslayar la omisión, la corrupción y la infiltración. Todo queda en papel y discurso.
Inverosímil resulta también que los directores de corporaciones municipales actuaran solos. Es obligatorio que la indagatoria apunte hacia el interior de esas policías locales, donde más agentes podrían estar involucrados con la vinculación criminal. La acusación es grave, y muy lamentable para una sociedad que no confía en sus policías, y que sólo confirma el grado de descomposición policial que padece el Estado de México. Simplemente es dormir con el enemigo.