Luego de dos semanas por España, una veintena de alcaldes electos del Estado de México regresarán al país. Estuvieron en programas de capacitación, en intercambios de éxito con otros gobiernos, explorando proyectos de inversión, desarrollo de infraestructura, participación ciudadana, entre otros múltiples temas para que se implementen esquemas de gobiernos una vez que tomen protesta a partir del próximo 1 de enero. Todos priístas se encontraron a Enrique Peña.
Entre los alcaldes electos presentes estuvieron David Sánchez Guevara de Naucalpan, Sandra Méndez de Tultitlán, Pablo Basáñez de Tlalnepantla, David Sánchez Isidoro de Coacalco, Karim Carvallo de Cuautitlán Izcalli, Andrés Aguirre de Chicoloapan. El intercambio fue gestionado por el mandatario Eruviel Ávila y su gobierno, desde donde se emitieron las invitaciones para los ediles viajeros por el viejo continente. Aseguran que los gastos fueron absorbidos por los participantes.
Pasaron dos largas semanas por la península ibérica, y para cuando regresen, las malas noticias comenzarán a brotar en sus municipios. Los presidentes municipales electos encontrarán con finanzas quebrantadas. Proveedores enfurecidos por la falta de pagos. Trabajadores con salarios caídos. Y una severa preocupación porque no hay dinero ni para la gasolina de las patrullas. Mucho menos pensar en bonos de fin de trienio, si apenas alcanzará para aguinaldos.
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Jorge Inzunza se registró como candidato a la dirigencia del PAN en el Estado de México. El ala fuerte del Yunque le mostró su apoyo al ex diputado local. Llegó acompañado de la senadora Laura Rojas y del diputado federal Alfredo Rivadeneyra. Parte de su músculo político es Carlos Alberto Pérez Cuevas, el brazo derecho de la ex candidata presidencial Josefina Vázquez Mota. También lo acompañaron José Luis Durán y Francisco Gárate. Los sectores duros del panismo.
El duelo contra Óscar Sánchez no será fácil. El ex senador Ulises Ramírez presume tener de su lado la mayoría de consejeros estatal que definen la elección del próximo presidente panista. A eso hay que sumarle su cercanía con el hoy poderoso senador Ernesto Cordero, que desde la Cámara Alta busca ejercer un liderazgo, comprando las conciencias que encuentre a su paso, y el Estado de México podría servirle de ensayo al ex secretario de Hacienda calderonista.
Al sector más conservador le urge recuperar el partido. En manos de Ulises, el panismo está destinado a jugar un rol colaboracionista, y olvidarse por completo de su papel de oposición frente al gobierno de Eruviel Ávila. Si el panismo piensa algún día en regresar a Los Pinos, debe tener claro que ese proyecto pasa por la reconstrucción desde el estado con el mayor padrón electoral. El neopanismo que representa Ramírez quiere seguir en la cosecha de votos a favor de su causa.