Ayer comenzó la spotización del segundo informe de gobierno de Eruviel Ávila Villegas. El candidato que se volvió famoso por ser “vidriero” ha vuelto al origen. El basamento del discurso de Ávila es su origen humilde. El originario de Ecatepec apela al aspecto emocional, cuando advierte que quiere muchos “gobernadores y gobernadoras” y para eso le apuesta a la educación. Pero eso dista mucho de un informe de labores.
Con un aspecto informal, Eruviel aparece con saco y camisa. Se olvidó de la corbata por generar cercanía con sus gobernados. Lo malo, es que con todo y camisa juega basquetbol. Los asesores de imagen, lo pusieron a correr detrás del balón y a encestar con sus zapatos de vestir. Pretende hablarle a todos los sectores, pero a la fecha, al igual que su antecesor, en su discurso y en sus acciones no existe la clase media o quizá tienda a desaparecer.
Los spots se pueden ver ya en televisión, escuchar en radio, y visualizar su imagen en decenas de espectaculares. Esa es la verdadera razón de haber modificado la fecha del informe. Hoy Eruviel se promociona sin tener de frente la figura presidencia de Peña que lo ensombrece. De aquí y hasta el próximo 29 de septiembre, Ávila inundará las pantallas, porque así la ley se lo permite. La imagen telegénica ya es costumbre para los gobernadores.
El gobierno asistencialista ha regresado, o quizá nunca se fue. Ahí están las becas a escoltas, las laptops y los útiles escolares entregados. Eruviel aparece rodeado por jóvenes, niños y adultos mayores que corean sus logros, y agradecen el estado paternalista que ha encabezado en 24 meses de administración. Aplaude la rendición de cuentas pero alejado del Poder Legislativo. Una paradoja que nadie cree, ni puede entender.
Una gran hazaña representa, que cerca de un millón 200 mil personas vean el informe de Eruviel. Televisión Mexiquense no acapara una audiencia cautiva. Desde hace mucho el público asiduo a la cultura se fue. El gran auditorio simplemente no los ve. Y la audiencia que le seguía se esfumó cuando borraron súbitamente la barra de opinión. ¿De dónde saldrán los televidentes?