Toluca, Edomex; 22 de diciembre de 2020.- Ser candidato a gobernador en el Estado de México parece una condición muy redituable. A pesar de la derrota electoral de 2017, Delfina Gómez ha sido premiada de manera consistente en los últimos tres años: fue electa senadora de la república; designada coordinadora de los programas sociales en el estado; y en la víspera fue nombrada secretaria de Educación Pública del Gobierno de México. Una gran rentabilidad política para la exalcaldesa de Texcoco en un corto plazo.
Otros aspirantes de la izquierda también ocupan cargos de privilegio con López Obrador: Alejandro Encinas, candidato a gobernador en 1993 y 2011, actualmente se desempeña como subsecretario de Derechos Humanos en la influyente Secretaría de Gobernación. En tanto, Higinio Martínez Miranda, abanderado a la gubernatura en 1999, es senador de la república; y es un factor de influencia en la toma de decisiones de Morena en el territorio estatal.
Yeidckol Polevnsky, candidata a gobernadora en 2005, fue senadora entre 2012 y 2018. Y hasta el año pasado fue presidenta del Comité Ejecutivo Nacional de Morena. La exlíder empresarial ha mostrado resistencia en integrarse al gabinete, pero podría aparecer en las candidaturas plurinominales del año entrante, y convertirse en una interlocutora del presidente en San Lázaro.
Lo cierto es que, no sólo en Morena se premian las derrotas. Antes, el panismo también arropó a sus candidatos tras el fracaso electoral. Ahí está el caso de José Luis Durán, quien perdió en 1999, y fue nombrado subsecretario de Gobernación en el sexenio foxista; o bien, Josefina Vázquez Mota, tras su derrota en 2017, fue beneficiada como senadora plurinominal un año más tarde.
También el experredista Juan Zepeda, quien fue candidato a gobernador en 2017, y se convirtió en senador de primera minoría en 2018. Actualmente, hace campaña de la mano de Movimiento Ciudadano para sus intereses personales.
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En el PRI, partido que no conoce la derrota electoral en las elecciones de gobernador, también acostumbra a premiar a los exmandatarios cuando concluyen sus sexenios. Por ejemplo, César Camacho Quiroz, gobernador interino, fue senador de primera minoría en el foxismo; además de diputado federal plurinominal en 2009 y 2015.
Otros casos son Alfredo Del Mazo González y Emilio Chuayffet, diputados federales plurinominales en 2003. El segundo, fue electo legislador federal en 2009 por Atlacomulco. Ambos abandonaron su sexenio, a cambio de posiciones en el gabinete federal: el primero como secretario de Energía con Miguel de la Madrid; el segundo como secretario de Gobernación con Ernesto Zedillo.
Actualmente, Eruviel Ávila ocupa un escaño en el Senado de la República tras su paso por el despacho de la gubernatura mexiquense.
Únicamente, el exgobernador Arturo Montiel no logró esos privilegios tras sus escándalos de evolución en su riqueza patrimonial.
Lo cierto es que, sea del partido que sea, ser candidato a gobernador parece una encomienda muy rentable en el proyecto político personal.
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