Toluca, Edomex; 23 de septiembre de 2020.- El PAN del Estado de México tiene tres prioridades electorales: Huixquilucan -donde nadie duda que será una aplanadora-; Tlalnepantla -su otrora bastión y núcleo político-; y Atizapán de Zaragoza, que también pretende recuperar. Los últimos dos municipios hoy en manos de Morena, pero con escenarios competitivos. A la vista, se resalta que las élites panistas, de antes y ahora, han unido sus intereses y sus capacidades con el objetivo común de posicionarse en municipios clave para el 2023.
Ayer en Huixquilucan, Enrique Vargas del Villar reunió al Grupo Tlalnepantla, incluido al exsenador, Ulises Ramírez. El exalcalde de Tlalnepantla fue durante el calderonismo el líder moral del PAN mexiquense. En el encuentro estuvo Adrián Juárez, exdiputado local y hoy onceavo regidor, quien ya se apunta como el candidato natural a la presidencia municipal. También asistió Brenda Escamilla, actual legisladora local, quien podría competir por la reelección.
Entre 1996 y 2009, Tlalnepantla fue el centro de decisiones del panismo local. De ahí surgió Rubén Mendoza como candidato a gobernador en 2005; y el propio Ulises como candidato a senador en 2006. La debacle blanquiazul del último sexenio derivó en un reacomodo de fuerzas que hoy tiene a Enrique Vargas como el liderazgo más visible del partido, pero que ha tendido puentes con los grupos del pasado. Es evidente, hay un panismo unido hacia la elección intermedia.
En Atizapán de Zaragoza, Enrique Vargas ha extendido su operación política con exalcaldes y aspirantes que puedan concitar sus intereses. Tiene cuadros sólidos y una prospectiva de alta competencia. Y de ahí, en una segunda etapa, el panismo medirá sus posibilidades a otros municipios como Naucalpan y Cuautitlán Izcalli ya gobernados durante los sexenios de Fox y Calderón.
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Una vez que se apruebe la reducción de síndicos y regidores para las próximas elecciones, como una estrategia por la austeridad de los ayuntamientos, falta por ver si los alcaldes que entren en funciones en enero de 2022 no caen en la tentación de crear ahora nuevas direcciones o coordinaciones municipales para darle empleo a liderazgos sociales, con el afán de cumplir compromisos políticos.
Y es que, en más de una ocasión, los alcaldes han optado por agrandar su gabinete para consolidar las componendas del poder público.
La autonomía municipal es una manga ancha que difícilmente permitirá un beneficio tangible para sus habitantes, muy a pesar de que se reduzca la alta burocracia de los cabildos.
Otro factor democrático, si en eso se quisiera abundar, sería la posibilidad de que los cabildos se integrarán con la representación que tuviera cada partido en las elecciones municipales. Sin embargo, la legislación electoral otorga a los alcaldes ganadores una mayoría absoluta de sus cabildos que evita un debate, una deliberación y una representación efectiva en los ayuntamientos.
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