Toluca, Edomex; 21 de agosto de 2020.- Después de un año de disputas internas, pleitos legaloides y protagonismo mediático, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) resolvió que la próxima dirigencia nacional de Morena deberá decidirse mediante una encuesta abierta a militantes y simpatizantes. En el mismo resolutivo, se establece que sea el Instituto Nacional Electoral (INE) el encargado de realizar el ejercicio para determinar a los próximos presidente y secretario general de Morena, antes de que arranque el proceso electoral del año entrante.
La decisión pone en ventaja a Mario Delgado, quien impulsado por el canciller Marcelo Ebrard, podría convertirse en el próximo dirigente morenista. En el escenario nacional, Bertha Luján deberá ajustar su propia estrategia, pues ella apostaba a que la encuesta sólo fuera entre la militancia. Si Delgado llega a ser presidente del partido, como apuntan los momios, el senador Higinio Martínez tendrá manga ancha para incidir en los candidatos del partido el año que entra.
En contraparte, Daniel Serrano –líder de los Puros en la entidad- había forjado una alianza política con Luján, y buscaba ser electo presidente estatal de Morena. Conforme se acerque la designación de candidaturas mostrará una mayor confrontación con el GAP de Higinio. Sin embargo, la ascendencia del Grupo Texcoco podría ser suficiente en la definición electoral, sin ocupar necesariamente la dirigencia local, que a la fecha sigue siendo un misterio.
Hacia el futuro, la alianza Delgado – Higinio tiene tres estancias prioridades. En principio, reivindicar el triunfo morenista en los comicios intermedios, poniendo a la entidad mexiquense como el mayor semillero de votos para el lopezobradorismo. En una segunda parada, la ruta tiene trazada la elección por la gubernatura del principal bastión electoral priísta: el Estado de México en 2023. Y finalmente, el proyecto presidencial de Ebrard hacia el 2024, que le permita a Morena repetir en el despacho de Palacio Nacional.
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En el Partido Acción Nacional (PAN) hay tres suspirantes que han comenzado a mover sus fichas e influencias para buscar la candidatura por la alcaldía de Atizapán de Zaragoza, un municipio tradicionalmente blanquiazul, hoy en manos de Morena, y gobernado por la expanista, Ruth Olvera.
En esa disputa interna, se encuentran la diputada local, Ingrid Schemelensky y el exalcalde, Pedro Rodríguez. Ambos están concentrados en la gestión y entrega de apoyos a estructuras electorales afines a sus proyectos personales. Como un tercer factor de decisión se encuentra la diputada federal, Laura Rojas, quien está por concluir su periodo como presidenta de la Cámara de Diputados Federal, y desde cuya posición aprovechó su máxima exposición mediática.
En cada ocasión posible, Schemelensky dice en privado ya contar con el aval de Enrique Vargas -alcalde de Huixquilucan, y líder moral panista-, lo cierto es que en Atizapán nada está decidido todavía; y las definiciones están muy lejanas.
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