Toluca, Edomex; 22 de julio de 2020.- En las próximas horas podría oficializarse la cancelación de las asambleas estatales de Morena que deberían desarrollarse este fin de semana con el objetivo de renovar sus dirigencias locales. Ante la pandemia por covid-19 y la imposibilidad de generar aglomeraciones, el morenismo tendrá el pretexto perfecto para suspender sus procesos internos, aunque su mayor problema se concentra en las fracturas que tienen al borde del colapso al partido del presidente.

La principal disyuntiva se enfoca en la dirigencia nacional de Morena, donde no existe acuerdo sobre el proceso de elección para reemplazar a su actual presidente, Alfonso Ramírez Cuéllar. Por un lado, el grupo político de Bertha Lujan, que empuja la idea de realizar una encuesta cerrada a militantes donde tienen altas posibilidades de triunfo. Por otra parte, dado su posicionamiento mediático, Mario Delgado, junto a Ricardo Monreal y personajes locales como Higinio Martínez van por una encuesta abierta. Sin embargo, lo más viable es que se quede de forma interina la actual dirigencia nacional, y el ejercicio se replique en los estados.

El tiempo se agota. En septiembre entrante comenzará el proceso electoral federal, y para ese momento, ningún partido político podría pensar en una renovación de su dirigencia nacional. Con Ramírez Cuéllar confirmado en el cargo, Morena podría elegir un nuevo presidente del partido hasta julio del año entrante. Para el caso de la dirigencia estatal el límite está determinado en enero de 2021, cuando arranque el proceso electoral local, pero tampoco se ven condiciones de elegir un comité estatal en los meses por delante, y esa condición favorece al grupo más influyente desde el consejo estatal, el de Higinio Martínez, en cuyo órgano partidista lleva mano Maurilio Hernández.

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Javier Aparicio y Jessica Rojas Alegría, los aspirantes a consejerías del INE con raíces mexiquenses, ya fueron vetados por Morena para llegar al máximo órgano electoral del país. Estigmatizados por sus presuntos vínculos con el régimen priísta simplemente no pasarán la aduana morenista que pretende santificar al INE imponiendo personajes afines a sus intereses. En esa lógica, el ala más radical de Morena con toma de decisiones en el proceso, no les dejará libre el paso.

Aparicio es señalado de haber participado en la operación y supervisión del conteo rápido de la elección de gobernador en 2017, que a pesar de lo cerrado de aquella contienda anticipó con premura el triunfo del priísta Alfredo Del Mazo. Es profesor investigador del CIDE, especialista en sistemas electorales. El exconsejero electoral del IEEM, Gabriel Corona le ha achacado su responsabilidad en dicho conteo lleno de errores e inconsistencias, que Aparicio no quiso reconocer.

Jessica Rojas, es la vocal del INE en la junta local del Estado de México. Se le ha vinculado sistemáticamente con Marco Antonio Baños y su cercanía al PRI. Aunque ella se ha pretendido deslindar de cualquier relación política, tampoco ha logrado posicionarse como una propuesta robusta hacia el INE. Si no los mancharon, los tiznaron como dice López Obrador. A estas alturas del proceso de designación de consejeros del INE pesa más la descalificación y por esa razón difícilmente quedarán.

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