Toluca, Edomex; 20 de julio de 2020.- Enrique Peña cumple este lunes 54 años de edad. Estigmatizado por haber encabezado el gobierno más corrupto de la historia reciente, mantiene un bajo perfil alejado de la vida pública. Marcado por la frivolidad de su vida personal, tiene más de un año que su entorno privado prevalece en reserva. El expresidente visita ocasionalmente el Estado de México, particularmente Ixtapan de la Sal, donde tiene su casa de descanso desde hace más de doce años. Nunca se refugió en su tierra natal, como había anunciado.

Los festejos para el exgobernador mexiquense deberán ser muy discretos y casi en solitario. En primer lugar, por las condiciones sanitarias que exigen del confinamiento domiciliario. Por otra parte, el expresidente ha sido obligado a evitar la evidencia constante de su vida personal para no incomodar al actual inquilino del Palacio Nacional. Desde hace meses, ha reducido su presencia en redes sociales y revistas del corazón.

El círculo cercano de Peña Nieto es investigado desde distintos frentes por parte del gobierno lopezobradorista. Rosario Robles se encuentra encarcelada por sus vínculos con el escándalo de la Estafa Maestra. Emilio Lozoya, recientemente extraditado, está acusado de recibir sobornos del caso Odebrecht. Juan Collado, abogado del peñismo, también enfrenta denuncias por lavado de dinero. En la lista por delante se encuentran Luis Videgaray, Luis Miranda y los colaboradores más íntimos del fallecido Gerardo Ruiz Esparza.

A pesar de la defenestración pública, el grupo político peñista todavía tiene presencia en distintos ámbitos de gobierno y partidista del país. El expresidente incide en la toma de decisiones. En el gabinete delmacista se identifican sus huellas: Gabriel O´Shea, Andrés Massieu, Máximo Quintana, entre otros. En el priísmo ha logrado posicionar a Ricardo Aguilar. En San Lázaro mantiene su influencia con Ernesto Nemer y Laura Barrera. Y sus rastros llegan hasta Oaxaca, junto al gobernador Alejandro Murat, donde labora Carolina Monroy.

Más allá del escarnio sistemático, se puede advertir que Enrique Peña está muy lejos de enfrentar una investigación formal en el ámbito personal. Su grupo político tendrá larga vida, al menos a nivel estatal y regional. Una decena de colaboradores peñistas se mantienen en la lista de espera para integrarse al gabinete delmacista y como posibles candidatos para la elección del año entrante. La sucesión de 2023 por la gubernatura del Estado de México será una decisión conjunta entre el peñismo y el delmacismo.

Lo cierto es que, a lo largo del día, a través de las redes sociales, se espera la andanada de felicitaciones por parte de la clase gobernante, la vigente y la que está en reserva. A la distancia, el originario de Atlacomulco, deberá sopesar quienes más allá de lo público, le mantienen cercanía, arropo y lealtad a su grupo político. En una de esas, no vaya a ser que la dirigencia priísta que encabeza Alejandro Moreno, le vaya a desconocer militancia al más reciente presidente de extracción tricolor. Quien por cierto lo hizo gobernador de Campeche.

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