Toluca, Edomex; 1 de julio de 2020.- Este miércoles se cumplen dos años del triunfo abrumador de Morena en el país y en el Estado de México. A la distancia, la vida pública ha tenido si acaso algunos matices. Muy pronto, la nueva clase gobernante ha logrado una connivencia con el gobernador en turno. Sólo algunas pinceladas en la Legislatura estatal dieron algunos golpes mediáticos de inicio, pero hoy en día, los contrapesos se han disminuido, para transitar por una ruta de componendas políticas, con las que PRI, PAN y Morena se sienten cómodos.
Muy lejos están los gobiernos municipales de ser una transformación profunda que responda a su oferta política. Ahí, con la nueva camada de alcaldes morenistas arribaron al poder cientos de expriístas, expanistas y experredistas que no perdieron sus privilegios, los reivindicaron. Otro puñado de alcaldes, apostaron a la improvisación y se convirtieron en una decepción, replicando el tráfico de influencias, la corrupción y la opacidad que prometieron combatir.
Desde el poder central, muchas de las promesas han quedado inconclusas. El burocratismo que representaban las delegaciones de las secretarías federales no ha desaparecido. Ahí permanecen las oficinas, pero en algunos casos sin delegados formales. El bajo perfil de la coordinadora estatal, Delfina Gómez, impide que se pueda comunicar el trabajo del presidente en los municipios. Una de las promesas ya resueltas, desde el pasado mes de enero, las instalaciones centrales del Infonavit ya operan en Toluca.
Para López Obrador, el Estado de México se ha convertido en la entidad más visitada en 19 meses de mandato. Lo mismo para arrancar programas asistenciales, combatir el huachicoleo, dar banderazos de obras de infraestructura y ofrecer conferencias mañaneras. Su relación con el gobernador Alfredo Del Mazo ha privilegiado la coordinación, por encima de cualquier diferencia o confrontación. El peñismo ha quedado como una página de olvido para el actual gobierno, bajo sospecha de un pacto de impunidad.
En el Estado de México se concentran tres proyectos prioritarios para el gobierno morenista: la construcción del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles en Santa Lucía; la conclusión del Tren Interurbano México – Toluca; y la recuperación del exlago de Texcoco en los terrenos donde se construía la terminal aérea. Las tres acciones deberán estar listas hacia 2023, previa a la elección de la gubernatura mexiquense. Morena apuesta a derrocar el bastión del Grupo Atlacomulco.
El riesgo de Morena es convertirse en el corto plazo en una réplica del perredismo más anquilosado, amenazado por sus tribus locales. El GAP de Higinio Martínez y los Puros de Daniel Serrano afrontan batallas intestinas que pueden beneficiar a sus adversarios. Las posibles derrotas que Morena enfrente el año entrante, podrían ser consecuencia de sus pleitos y diferencias internas. La división es producto de la ambición de quienes aspiran al poder político.
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