Toluca, Edomex; 1 de junio de 2020.- En el mes de marzo nos prometieron que el 20 de abril terminaría la cuarentena por el coronavirus. Hacia finales del mes de abril, vino un nuevo pronóstico: en junio finalizaría la jornada de sana distancia. Se acabó el mes de mayo, y las autoridades federales y estatales siguen con la expectativa de que está muy cerca el pico del contagio. Ya hasta existe un plan de retorno a la “nueva normalidad”, aunque es muy incierta su aplicación. Lo que prevalece es la incertidumbre y la incredulidad social.
De poco ha servido la suspensión de actividades no esenciales, la parálisis de las tareas gubernamentales, la prevalencia del confinamiento domiciliario, la conclusión del ciclo escolar desde casa y otras tantas restricciones. Miles de mexiquenses han incumplido el confinamiento , y esa parece la razón para entender que los contagios crecen sostenidamente. Y quienes han guardado la sana distancia, deberán permanecer en casa por más días, quizá semanas.
Las prospectivas son desfavorables. Para el Valle de México y el Valle de Toluca será muy difícil reducir sustancialmente la cifra de contagios de COVID-19 en las próximas tres semanas, por lo que, en estricto sentido, un posible cambio en el semáforo de la emergencia podría ocurrir hasta el mes de julio. Serán treinta días muy largos, y que necesitan de un verdadero esfuerzo gubernamental, pero sobre todo social para mantener el confinamiento, que permita un descenso en la suma de casos positivos.
En la zona norte y sur del estado, eventualmente el próximo 15 de junio vendrá una mejora en los semáforos de la contingencia. Las dos semanas por delante serán cruciales para recuperar actividades no esenciales. En las zonas rurales, donde existe una menor densidad poblacional y tampoco un hacinamiento domiciliario, el brote del coronavirus no ha impactado. Es importante considerar la colindancia del estado con Querétaro, Michoacán y Guerrero.
Una situación es irremediable: el regreso a la nueva normalidad será paulatino y con múltiples restricciones que permitan contener la pandemia. Eventualmente, un posible rebrote en los contagios de COVID-19, obligaría a suspender actividades de tajo y regresar al semáforo rojo, a la sana distancia y a mantener únicamente tareas esenciales. Esa es la “nueva normalidad” que se debe entender, pero que muy pocos están dispuestos a asumir y ejecutar.
Con el cierre del mes, la estadística gubernamental está en la expectativa de dos registros nada favorables. Por un lado, el comportamiento de la incidencia criminal, que eventualmente ha reducido la ocurrencia del robo en sus distintas modalidades, durante la jornada de sana distancia. Por otra parte, la actualización de la pérdida de empleos durante el mes de mayo, donde el Estado de México se encuentra entre las cinco entidades con mayores afectaciones.
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