Toluca, Edomex; 24 de abril de 2020.- Resulta paradójico que cuando la emergencia sanitaria ha exigido de un aislamiento domiciliario, en los últimos 40 días es cuando el gobernador del Estado de México, Alfredo Del Mazo Maza se ha sentido más cercano a los mexiquenses. ¿Por qué? Porque ha salido de la zona de confort, de la rutina del Salario Rosa y la entrega de escrituras. Obligado por las circunstancias ha diversificado su discurso, se ha subido a la agenda pública y le ha hablado a una audiencia más amplia y plural.

Lo más curioso: la principal crítica a la toma de decisiones de Alfredo Del Mazo surge de las fuerzas vivas priístas. Los grupos de poder que han sido desplazados durante los últimos dos años, no le perdonan al mandatario estatal su acercamiento con Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum. Observan en la contingencia una oportunidad política para descalificar al morenaje. Sin embargo, el gobernador mexiquense se siente cómodo como aliado del presidente y de la jefa de gobierno. La batalla electoral será hasta 2021.

Es curioso que los alcaldes morenistas, en muchos casos, hayan salido al frente de batalla para cerrar negocios en sus municipios. Los diputados locales de oposición tienen una crítica muy reducida al gobierno estatal. El objetivo común, por el momento, es una emergencia sanitaria. En el mediano plazo se avizora que hay un pacto político entre el PRI y Morena. Por un mero asunto de gobernabilidad, el gobernador parece administrar la civilidad política.

Las consecuencias financieras ya han comenzado a resentirse. El gobierno estatal ya ha oficializado a sus distintas secretarías una reducción del 10 por ciento a su presupuesto anual. Hay una profunda preocupación entre la burocracia estatal: que eventualmente se tome la determinación de reducir los salarios de los mandos medios y superiores del gabinete delmacista. El pacto de civilidad entre Del Mazo y AMLO podría tener repercusiones mayúsculas, incluso en los sueldos de quienes trabajan en el gobierno estatal.

La mayor crítica que se achaca a López Obrador durante esta emergencia sanitaria es su tozudez para seguir con los proyectos del aeropuerto de Santa Lucía, la refinería de Dos Bocas y el Tren Maya. En el efecto colateral, el Estado de México parece beneficiarse con la medida: en principio, porque la terminal aérea se asienta en territorio estatal; pero además, porque Andrés Manuel también ha comprometido que no frenará las obras del Tren México – Toluca.

Del Mazo y López Obrador insistirán en que la población prevalezca una sana distancia como medida sanitaria para los próximos 40 días. Sin embargo, entre Alfredo y Andrés Manuel preexistirá una cercanía que no a todos cae bien, pero para ellos resulta imprescindible en los proyectos paralelos que transitan.

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