Toluca, Edomex; 24 de febrero de 2020.- Cada vez que Andrés Manuel López Obrador ve amenazada su popularidad y se enfrenta a eventuales crisis de su gobierno, desde la Unidad de Inteligencia Financiera se abre un nuevo expediente en contra del peñismo por su rampante corrupción. El gobierno de la 4T ha encontrado distractores para encarcelar a Rosario Robles y Emilio Lozoya, y develar casos emblemáticos como el aeropuerto en Texcoco, Odebrecht, la Estafa Maestra y una lista interminable de escándalos financieros.
Cada vez que el peñismo siente la persecución en su contra, decenas de mexiquenses sienten amenazada su tranquilidad personal y su futuro político. Algunos han preferido el exilio al extranjero –incluido el expresidente, Peña Nieto y su alter ego, Luis Videgaray-; otros más, buscan protección en el gabinete delmacista; y los menos, apuestan a su buena relación con el mandato de López Obrador. La pila de expedientes es tan larga como sea necesario para mantener a Andrés Manuel en su zona de confort.
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Falta un año para definir a los candidatos a alcaldes y diputados locales, y al menos en el PRI, cada vez se vuelve menos rentable tener aspiraciones electorales. Ser candidato del priísmo mexiquense en municipios como Ecatepec, Huixquilucan, Naucalpan, Toluca y Metepec anticipa una derrota asegurada, aunado a una inversión millonaria para hacer campaña. Quizá esa sea la razón de que nadie levante la mano. Hoy prefieren asegurar un espacio como regidores por encima de sacrificar su capital político en un fracaso garantizado.
Eso explica la desbandada de muchos priístas que buscan ser candidatos por otros partidos. Se trata de aprovechar la coyuntura política que favorece a la oposición del tricolor. En la acera de enfrente, Morena, el PAN y el Partido Verde han salido desde muy temprano a la pepena de candidatos. Los tres partidos tienen un crecimiento electoral en zonas específicas, pero carecen de cuadros políticos rentables. Es ahí, donde los priístas buscan refugio y posibilidades de triunfo.
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El mes de marzo advierte una agenda política de mucho movimiento. El 2 de marzo, con motivo de la fundación del Estado de México, todos esperan que Del Mazo haga un relanzamiento de su gobierno. La baja aprobación del gobernador ha encendido las alarmas en su círculo más cercano.
Un día después, el rector Alfredo Barrera rendirá su tercer y penúltimo informe de labores; y dará de facto el banderazo de sucesión en la UAEM: además en Ciencias Políticas se definirá la elección del titular de la dirección.
También en la Legislatura Estatal arrancará el periodo ordinario de sesiones, donde las iniciativas impostergables apuntan hacia la Ley del Issemym y la Ley de la UAEM, que llevan un año en debate y sin definiciones.
Y hay quienes insisten, en que ahora sí, vendrán los ajustes al gabinete delmacista.
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