Toluca, Edomex; 9 de enero de 2020.- El bajo perfil que ha asumido Delfina Gómez como coordinadora del gobierno federal en el Estado de México preocupa a varios sectores políticos y sociales de la entidad. La candidata que estuvo a punto de vencer al régimen priísta hace casi tres años, ha preferido operar desde su oficina sin mayores aspiraciones futuras en su carrera política. Más allá de la operación de los programas sociales, poco se sabe sobre la desaparición de las delegaciones federales y otras acciones que no avanzan en su ejecución.
Desde su nombramiento , se ha convertido en un vigilante de los alcaldes morenistas. Su relación con Alfredo Del Mazo es de absoluta coordinación. Mantiene los afectos de Andrés Manuel para mantenerse en su encargo. Sigue arropada por el Grupo de Acción Política de Higinio Martínez. Sin embargo, poco se conoce o se difunde de su trabajo. Delfina esquiva los reflectores y prefiere el refugio evitar escándalos, antes que un fallido protagonismo.
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En la víspera, los alcaldes ya cumplieron su primer año de gobierno. En la práctica, se puede decir que han concluido los doce meses de aprendizaje que tienen como periodo de gracia los ayuntamientos. Para muchos, este año es definitivo para cumplir con sus promesas de campaña, si se considera que para enero del año entrante un puñado buscará la reelección, y otro tanto aspirará a contender por una diputación federal o local.
La alternancia de la mayoría de los municipios experimentada en la elección del año pasado ha resultado una decepción. Alcaldes con absoluta improvisación que han llevado al colapso a sus gobiernos: Santiago Tianguistenco, Ocoyoacac, Zinacantepec, Atlacomulco, son ejemplos a la vista. Esa es una razón sustancial para que el electorado se aleje de las urnas en las próximas elecciones.
En paralelo, la reelección tampoco ha sido una alternativa para consolidar ayuntamientos eficientes para sus votantes. Los presidentes municipales que han repetido en el cargo le apuestan a fortalecer sus clientelas electorales por encima de tener un diseño de gobierno de largo plazo. Dada su popularidad, los partidos políticos tienen ahí a eternos candidatos elección tras elección.
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Entre las muchas complejidades y obstáculos que enfrenta el gobernador Alfredo Del Mazo tras las elecciones presidenciales de 2018, el priísta puede sentirse tranquilo ante la elección de Ricardo Sodi al frente del Poder Judicial. El mandatario estatal tiene una preocupación menos en su escritorio, al contar con un aliado político en la relación entre poderes. Con la unción de Sodi, se puede asumir que el Tribunal Superior de Justicia seguirá siendo una institución plegada al régimen y al partido en el poder durante los próximos cinco años.
Lo cierto es que, la relación entre el Poder Judicial y la Legislatura Estatal se puede advertir con absoluta tensión. Los integrantes del Tribunal Superior de Justicia pretenden mantener sus privilegios como símbolo del equilibrio de poderes. La mayoría de Morena en el Congreso local busca cimbrar al Poder Judicial para asumirse como el contrapeso necesario, aunque en los hechos busca arrebatar espacios de poder para sus intereses políticos.
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