Toluca, Edomex; 21 de noviembre de 2019.- El gran desafío que enfrenta el gobierno de Alfredo Del Mazo es el combate a la delincuencia. El mandatario estatal lo reconoce y lo asume. Ayer, tras la ceremonia por el aniversario de la Revolución Mexicana, Alfredo se dedicó a dialogar hasta por 15 minutos con autoridades militares adscritos al Estado de México. Mientras todo su gabinete realizaba la huía, Del Mazo atendió temas de la agenda de seguridad. Estuvo a solas, tras bambalinas de la Plaza de los Mártires, para dedicarle su atención y una toma de decisiones a las necesidades de la Guardia Nacional.
Nadie del gobierno estatal. Ni Ozuna ni Maribel ni el fiscal. Del Mazo delega tareas pero asume que el responsable del avance o del fracaso es él. La colaboración entre el gobierno estatal con el Ejército Mexicano está muy por encima de la cordialidad política con López Obrador. En un encuentro improvisado, el gobernador escuchó a las autoridades del Ejército Mexicano, tomó nota y hasta después se retiró del lugar. Está claro que en la práctica, Alfredo no está satisfecho con los resultados de combate al crimen.
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En las dos más recientes ceremonias cívicas de mayor importancia histórica, Del Mazo ha dado muestras de sus afectos. El pasado 5 de febrero y ayer 20 de noviembre, los oradores oficiales han sido sus piezas más visibles: Alejandro Fernández y Rodrigo Jarque. De los cuatro ases de su círculo cercano, ya sólo falta el turno para Elías Rescala y Víctor Curioca, quienes podrían tener algún enroque dentro del gabinete estatal en los ajustes del año entrante.
El gobernador deja en claro que, los cambios a su equipo de trabajo continuarán en tanto se cumplan las componendas políticas. No obstante, hay piezas inamovibles que son su equipo más cercano y de confianza. A los cuatro ya mencionados se suman Sergio Chabelas, Miguel Ángel Torres y Jaime Orozco.
Aunque por encima de todos ellos, se encuentra Francisco Sarmiento, de quien todos hablan, pero prefiere mantener un perfil reservado y consistente.
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Este jueves, la Secretaría de Finanzas del Estado de México remitirá a la Legislatura Estatal el proyecto presupuestal del año próximo. Un gasto programable que rebasa los 300 mil millones de pesos. Más allá de la discusión y aprobación del presupuesto, la mayoría de los recursos ya se encuentran comprometidos, con partidas financieras ya asignadas. Se trata casi de un protocolo, pero no de una absoluta deliberación del Poder Legislativo.
El margen de maniobra de los diputados locales para ajustar el presupuesto es menor al 3 por ciento, es decir, poco menos de 9 mil millones de pesos. En contraste, poco más del 40 por ciento se destina al pago de burocracia. De ahí, hay que restarle servicios generales, como el pago de luz, agua potable, combustible de vehículos oficiales y hasta el arrendamiento de oficinas. El gasto público destinado a programas sociales y obra pública queda disminuido, y casi imperceptible para los mexiquenses.
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