Redacción

Ciudad de México. 01 de diciembre de 2018.- Andrés Manuel López Obrador rindió protesta como presidente México ante el Congreso de la Unión, tras recibir la banda presidencial del presidente de la Cámara de Diputados Federal, Porfirio Muñoz Ledo, y la presencia incólume del exmandatario, Enrique Peña Nieto.

En un mensaje que se extendió por casi ochenta minutos, López Obrador fustigó contra los gobiernos neoliberales de los últimos 36 años, y muy en particular por el sexenio de Peña Nieto, a quien culpó de elevar la corrupción y la deuda pública como dos grandes lastres para el país.

No obstante, al inicio de su intervención el presidente de México reconoció la voluntad política y democrática de Enrique Peña, de quien dijo valorar que no haya intervenido en las pasadas elecciones presidenciales y “respete la voluntad del pueblo”.

Insistió que con su gobierno comienza un cambio de régimen político. “A partir de ahora se llevará a cabo una transformación pacífica y ordenada, pero al mismo tiempo profunda y radical”, aseveró.

Ataviado con la banda presidencial, López Obrador expuso que la crisis de México se originó no sólo por el fracaso del modelo neoliberal, sino también por el predominio de la más inmunda corrupción pública y privada.

El político tabasqueño detalló que en materia de corrupción, al finalizar el sexenio de Peña Nieto, el país se ubica en el lugar 135 entre 176 que fueron evaluados; lo cual se acrecentó en los últimos sexenios. En el año 2000, a la culminación del gobierno de Ernesto Zedillo, México se ubicó en la posición 59; un sexenio más tarde, alcanzó el sitio 70; y al inicio del actual sexenio se localizó en el 106.

“Nada ha dañado más a México que la deshonestidad de los gobernantes, y de la pequeña minoría que ha lucrado con el influyentismo, esa es la causa de la pobreza y la inseguridad que padecemos”, enfatizó el tres veces candidato presidencial.

Sin una referencia personal al mandato del mexiquense, López Obrador también explicó el crecimiento de la deuda pública en los últimos tres sexenios. Mientras al finalizar el sexenio de Vicente Fox, el endeudamiento público sumaba 1.7 billones de pesos; para la conclusión del gobierno de Felipe Calderón ascendió a 5.2 billones de pesos; mientras que en la gestión de Enrique Peña se ubicó en cerca de 10 billones de pesos.

“Tampoco vamos a endeudar al país. No gastaremos más de lo que ingrese a la hacienda pública. Ya no más corrupción e influyentismo en negociaciones con empresas particulares. Las inversiones estarán seguras y se crearán condiciones para obtener buenos rendimientos, honestidad, estado de derecho, crecimiento económico y confianza”, agregó.

Acerca de enjuiciar a expresidentes por asuntos de corrupción, el titular del Poder Ejecutivo Federal se comprometió a castigar a los que resulten responsables, pero a que la Presidencia se abstenga de solicitar investigaciones en contra de los que han ocupado cargos públicos o de los que se han encargado de hacer negocios al amparo del poder.

“Es más severa la condena al régimen neoliberal y hacer todo lo que podamos para abolir el régimen que someter a juicios sumarios a su personeros, que a final de cuentas no dejan de ser menores ante la esperanza de un pueblo y la fortaleza de una nación como la nuestra. La ciudadanía tendrá la última palabra porque todos estos asuntos se van a consultar a los ciudadanos”, alentó.

Insistió en que si se abren expedientes para investigar y castigar la corrupción, no se limitaría a buscar chivos expiatorios, y se deberá empezar “por los de mero arriba, tanto del sector público como del sector privado”. Advirtió que ello, metería al país en una dinámica de fractura, conflicto y confrontación; y eso también conllevaría tiempo, energía y recursos.

Frente a la mirada fija y un silencio ominoso de Peña Nieto, López Obrador convocó a su gabinete a no robar y que nadie se aproveche de su cargo o posición, para que nadie haga negocios al amparo del poder público, y dijo, aplicar para amigos, compañeros de lucha y familia. “Yo sólo respondo por mi hijo Jesús por ser menor de edad”, precisó.

López Obrador detalló que después de muchos años de lucha personal y colectiva, su movimiento tiene la oportunidad de llegar a su cometido, para aplicar los cambios políticos y sociales. “Llegamos después de muchos años, sin dejar la dignidad en el camino”, afirmó.

Presumió su honestidad personal, y se dijo optimista para enfrentar los grandes y graves problemas del país. Acotó que no habrá de reelegirse, tras aclarar que no le interesa nada material, ni le importa la parafernalia del poder.

“Estoy consciente de la gran expectativa entre los mexicanos. Trabajaré 16 horas diarias, y dejar en seis años muy avanzada la obra de transformación”, concluyó.