Toluca, Edomex. 12 de septiembre de 2017.- Hace un par de semanas, el gobernador Eruviel Ávila citó uno a uno a sus colaboradores más cercanos, para agradecerles sus esfuerzos, sus lealtades y su trabajo. Cada reunión servía para que Eruviel hiciera una evaluación de cada secretario. Mientras en lo público, Eruviel se despidió de la burocracia con soltura y buen ánimo, en privado hubo rigidez y el trato de un jefe. Como en botica, hubo de todo: felicitaciones, regaños, risas y amarguras.
El peor evaluado, según testigos de la reunión, fue el secretario de Salud, César Gómez Monge. El imberbe funcionario simplemente exhibió un desconocimiento de su secretaría. A cada cuestionamiento hubo un titubeo. Gómez Monge no ataba ni desataba para explicar la estructura orgánica, los programas clave, los gastos, las observaciones financieras, nada. Después, vino el regaño del mandatario a quien fue secretario durante cinco años. Sobre los desfalcos que adolece el área, Eruviel advirtió que serán su responsabilidad personal.

Para quienes lo conocen de cerca, la riqueza de Gómez Monge resulta inexplicable. Algunas voces advierten que hizo crecer negocios personales como proveedor de la Secretaría de Salud. Hay un insultante e inaceptable conflicto de interés. César y sus colaboradores más cercanos, dejaron los autos compactos y las casas modestas, para comprarse autos de lujo y auténticas mansiones. El pasaporte del titular de Salud tiene a Suiza como destino habitual, donde incluso abrió cuentas bancarias.
La noche parece caer sobre el destino de César Gómez. A partir del próximo sábado, Enrique Jacob Rocha asumirá un rol protagónico en el gabinete delmacista. Ambos, Gómez Monge y Jacob -oriundos de Naucalpan-, mantienen diferencias irreconciliables. El panorama de Gómez Monge luce desconsolante. A su labor en la Secretaría de Salud, se suma un dato adicional: César fue el operador político del gobierno mexiquense en Ecatepec en la pasada elección, donde la victoria de Morena fue abrumadora e inexplicable.
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En una de las más severas crisis de su gobierno, el presidente Enrique Peña parece haber aprendido la lección y ha resuelto reaccionar con prontitud y cercanía a las zonas más devastadas por el temblor. Los sectores más radicales y críticos de su mandato, han reaccionado con acidez ante una supuesta doble intención del atlacomulquense. Con todo, lo que debe reconocerse es que el equipo peñista ha seguido el manual de control de daños, y ha logrado comunicar como nunca antes.
Hasta ahora el peñismo había roto récord: Ayotzinapa, Casa Blanca, fuga del Chapo Guzmán, Nochixtlán, Tlatlaya y hasta el Socavón, habían sido ejemplo pero de todo lo que se debe evitar. Desde la madrugada del viernes, Peña Nieto y sus colaboradores, han estado alertas, cercanos y comunicando, evitando rumores, críticas y silencios. La crisis tardará mucho en reconstruir las afectaciones, pero al gobierno peñista lo ha corregido, en la víspera de la elección. ¿Será casualidad?
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