Toluca, Edomex. 23 de marzo de 2017.- El próximo domingo 28 de marzo, Alfredo del Mazo Maza rendirá protesta como candidato del PRI a la gubernatura del Estado de México. El ungimiento delmacista tiene como firme intención mostrar el músculo político de la clase gobernante a favor del primer primo del país, en la contienda electoral más importante antes de la elección presidencial. Del Mazo revisa personalmente, detalle a detalle de su toma de protesta, particularmente de su lista de invitados especiales.

Gobernadores, senadores, diputados federales y locales, alcaldes. La Plana Mayor del priísmo está convocada para arropar a Alfredo del Mazo. Será el primer evento desde que se destapó como precandidato único donde recibirá el arropo de toda la clase política priísta. Las fechas tanto del registro como de la convención cayeron en viernes, y por esa misma razón se evitó la presencia de funcionarios públicos. El domingo será el arranque de una maquinaria acostumbrada a la movilización en el principal bastión electoral.

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Este miércoles se cumplen 23 años del magnicidio de Luis Donaldo Colosio, un acontecimiento cada vez más en el olvido de los priístas. Actualmente, la denominada Fundación Colosio sólo sirve como parte de las componendas del poder priísta. Dentro del priísmo mexiquense, en los últimos años ha servido para dar cabida a la dinastocracia de la élite política. Mucho se han olvidado de divulgar la ideología colosista y han usado la cartera de poder para sus aspiraciones personales.

Ahí está el caso de Pablo Peralta -hijo del empresario Carlos Peralta Quintero-, quien desde la Fundación Colosio se promocionó lo suficiente para convertirse en 2015 en diputado local por Huixquilucan. Actualmente, el organismo colosista lo encabeza Alfredo Baranda Sáenz -hijo del exgobernador del mismo nombre, quien heredó el cargo de forma interina del padre del hoy precandidato priísta a la gubernatura mexiquense-. Baranda sabe y hace poco por la Fundación Colosio, salvo su propia promoción personal con profunda frivolidad.

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Conforme se acerquen las campañas electorales, Andrés Manuel López Obrador endurecerá su discurso en contra de la clase gobernante de Atlacomulco, el mismo grupo que se ha enquistado en el poder en los últimos 70 años. El mensaje anticorrupción se erigirá como su bandera política para arrebatar votos a los demás partidos de oposición, y provocar que la contiende se polarice entre Morena y la denominada mafia del poder. Esa es la apuesta en la campaña de Delfina Gómez.

Mientras en el PRI hay jaloneos en los arrebatos por mínimas cuotas de poder, en Morena todo se concentra en el poder monolítico de López Obrador quien fue el gran elector, en el coordinador de la campaña, y por su constante presencia proselitista, por momentos también parece ser el candidato a la gubernatura.

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