Toluca, Edomex. 05 de enero de 2017.- El anuncio hecho por el presidente Enrique Peña Nieto es un reflejo puro de su insensibilidad política. En uno de los momentos más aciagos de su mandato, por el hartazgo social que implicó el alza al precio de las gasolinas, el atlacomulquense pensó que los ajustes a su gabinete podrían resolver el desencanto y su muy lastimada imagen pública. Peña Nieto y su gabinete viven en un México paralelo, distante al que padecen las clases populares. Y su política de comunicación no sólo es ineficaz, parece por momentos suicida.
Enrique carece desde hace mucho de autocrítica. Mientras que sus asesores más cercanos no tienen capacidad para comunicar ni mucho menos para atemperar el desgaste natural del ejercicio de gobernar. Peña es hoy el presidente peor evaluado de la historia. La campaña electoral en ciernes, en la tierra natal de Enrique Peña, padecerá el defecto del presidente. El priísmo podría encaminarse a un despeñadero inimaginable hasta antes del gasolinazo de este 2017.
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El regreso de Luis Videgaray al gabinete de Enrique Peña Nieto demuestra que nunca se fue. El ideólogo del proyecto peñista, que bajo el modelo neoliberal hoy tiene al país en un abismo, se ha reinstalado en el proceso sucesorio presidencial. El principal responsable del desastre económico del sexenio, cuenta con los afectos del peñismo para buscar la sucesión presidencial, en lo que se anticipa como la crónica de una derrota anunciada para el priísmo.
La buena noticia para gran parte de la élite política mexiquense, es que con Videgaray ocupado en su nueva tarea de canciller, no podrá tener distracciones como la inminente designación del candidato a gobernador en el Estado de México. El exsecretario de Hacienda será una voz influyente pero no determinante en la toma de decisiones próxima. A Luis se le cayó su proyecto desde hace mucho, en la figura de Pepe Manzur, y ahora sólo le resta inclinarse por un candidato que le sea cómodo para sus intereses políticos, empresariales, económicos y personales.
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La psicosis social no conviene a nadie. Aunque hay voces que advierten que desde el mismo gobierno se alienta a actos vandálicos y de rapiña, en el fondo lo que prolifera es una descomposición política que descalifica de raíz al gobierno. Las calles vacías, el saqueo de comercios y el cierre de negocios, es una mala señal de un sombrío 2017. El gobierno mexiquense también ha sido incapaz de generar certeza social sobre reestablecer el orden y la tranquilidad pública. El Estado de México dando la nota negativa.
Todo apunta a que en la Secretaría General de Gobierno permanecen de vacaciones. No hubo tampoco la capacidad de reacción de la Secretaría de Movilidad para evitar los bloqueos por parte de taxistas en algunas regiones del estado. Manzur y Pastor fueron inoperantes en la prevención. Hay un gobierno reactivo. Los sistemas de inteligencia inexistentes, ineficientes, omisos o quizá cómplices de un hartazgo social para descalificar al peñismo.
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