Toluca, Edomex. 7 de diciembre de 2016.- El PRI ya afianzó su alianza con el Partido Verde y Nueva Alianza rumbo a la gubernatura mexiquense. Antes del 24 de diciembre, deberán registrar ante el Instituto Electoral del Estado de México la figura de candidatura común. Lo anterior garantiza fijar porcentajes a cada partido político que la conforma, lo que le conviene particularmente a la chiquillada del Verde y Panal, y su raquítica fortaleza electoral.
De esa forma, el priísmo estaría transfiriendo parte de su votación para que el Partido Verde tenga en la bolsa el 4 por ciento de la preferencia electoral, mientras que Nueva Alianza ha asegurado el 6 por ciento de los sufragios. Se trata de un subterfugio para ocultar la poca presencia electoral que tienen los aliados del priísmo mexiquense. Desde ahora, la simulación del Verde y Panal está garantizada, porque sus porcentajes de votación ya están dados.
Aunque para la elección del año entrante, la votación no tiene un impacto sobre las prerrogativas electorales, la intención del priísmo es desde ahora matizar la fuerza de sus aliados de cara a la elección de 2018. Su objetivo es demostrar que su alianza se concentra con partidos de gran arrastre, cosa que ha quedado demostrado en diversos procesos electorales como una falsedad. Pero pretende desde ahora, utilizarlos como instrumento en una fuerza electoral ficticia y de profunda simulación para el electorado.
Esa misma candidatura común que hoy tanto defienden los priístas, fue la misma que eliminaron previo a la elección de gobernador de Eruviel Ávila, por dar posibilidad a una candidatura opositora entre panistas y perredistas, que ponía en riesgo el proyecto presidencial de Enrique Peña. Esa misma candidatura común que fue suprimida del código electoral a propuesta de Adrián Fuentes Villalobos, el muy desdibujado secretario de Desarrollo Económico del gabinete eruvielista.
Durante mucho tiempo, la transferencia de votos realizada por el PRI a favor del Partido Verde y Nueva Alianza permitió elevar sus prerrogativas electorales, pero además una sobrerrepresentación en la legislatura mexiquense, con la complicidad de los órganos electorales y jurisdiccionales. Los más favorecidos fueron sus aliados políticos, quienes postularon a priístas bajo sus siglas, para garantizar su acceso a cargos de elección popular.
El resto de los partidos políticos optarán por la figura de coalición electoral, cuyo mecanismo contabiliza los votos a cada partido, de acuerdo al emblema que marca el elector en la boleta electoral, sin que existan transferencias de preferencia electoral. En este caso, se manifiesta con certeza la fuerza de cada instituto con base en la votación obtenida y no en un porcentaje inflado.
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