Toluca, Edomex. 30 de marzo de 2016.- Miguel Ángel Terrón Mendoza es un hombre del sistema, siempre apegado al régimen priísta. Exalcalde de Metepec y exdiputado federal. Un personaje cercano al exgobernador y diputado federal, César Camacho Quiroz. En esa lógica, parece entendible su decisión para que desde el Tribunal Contencioso Administrativo (Trica) -organismo que preside- haya decidido entregar una medalla a Eruviel Ávila por su meritoria “trayectoria profesional” y su “calidad humana”. El costo político lo pagó ayer Eruviel.
Aunque la decisión del Tribunal Contencioso Administrativo fue publicada desde enero pasado en la Gaceta de Gobierno, fue hasta ayer que se informó de esa determinación en el portal Animal Político, lo que causó una andanada de críticas en redes sociales hacia Eruviel. La razón parece muy simple: Terrón Mendoza, presidente del Trica, es en términos prácticos un empleado de Ávila. Parece una medida muy burda premiar al jefe, desde un área que además supondría cierta independencia en su actuación y en su toma de decisiones.
Para salir al paso de las críticas en redes sociales, el gobernador Eruviel Ávila debió aclarar que declinó aceptar esa distinción. Lo cierto es que se pudo impedir un escenario adverso para Ávila, si el Trica hubiera actuado con mesura y evitar la entrega de una medalla que abonó a su zalamera institucionalidad. Pese a la reacción de Eruviel, en redes se viralizó la nota sobre su galardón, que se calificó de “autootorgado”. Las burlas proliferaron en agravio del mandatario estatal.
La historia es cíclica. La ambición presidencial de Eruviel parece seguir los pasos de Arturo Montiel, quien en su desmedida intención de promoción personal hizo lo necesario para ganar premios y bautizar obras públicas a su nombre. Hace unos ayeres, Montiel se entronizó como Doctor Honoris Causa de la UAEMéx y puso su nombre en calles, escuelas y hospitales. Montiel es muestra indubitable del homenaje al ego, y de quienes lo hicieron posible desde las instituciones.
——————-
Poco a poco se instala en el debate la aplicación del Programa Hoy No Circula en la Zona Metropolitana del Valle de Toluca. Para las autoridades parece una honda preocupación los altos índices de contaminación ambiental, y pretenden solucionar el problema con la restricción vehicular. Dejan de lado que el aeropuerto de Toluca es el de mayor tráfico aéreo por vuelos privados y la prolífica zona industrial en el corredor Lerma – Toluca, que contribuyen en gran medida al deterioro atmosférico en la capital mexiquense.
Otro factor de amplia consideración, es si la propuesta de verdad pretende incidir en la mejora de la calidad del aire, o sólo responde a un interés electoral por atraer reflectores mediáticos. Tras la contingencia ambiental en el Valle de México, no hay elementos técnicos que garanticen que la panacea sea la restricción vehicular. Parece en el fondo, una solución cortoplacista, que protege los intereses de la élite que viaja en avión y de quienes tienen grandes inversiones en el Valle de Toluca.
Comentarios a contacto@archivo.planamayor.com.mx