Toluca, Edomex. 5 de septiembre de 2014.- Enrique Peña está en campaña. El mexiquense ha dado por concluido el Pacto por México. El proceso reformador ya está terminado para el proyecto peñista, y lo que está en marcha es la campaña electoral del año entrante. De ahí, se puede entender que Enrique haya iniciado el segundo tercio de su mandato con una serie de acciones de gobierno, que más parecen promesas de campaña: aeropuerto, trenes, carreteras, hospitales y escuelas, forman parte de la gama de anuncios que adornan su discurso reciente.
Ayer en Ecatepec parecía en un mitin. Más de 15 mil personas aguardaban el evento encabezado por Peña Nieto y Eruviel Ávila. El exgobernador hoy presidente de México, y el exalcalde hoy vuelto gobernador. Enrique saludó hasta el cansancio, se tomó selfies, se dejó apapachar, y anunció la puesta en marcha de más programas sociales, los mismos que parecen una estratagema electoral de todos los gobiernos. En tanto, las porras y el griterío de la base priísta volcada con sus gobernantes.
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A pesar de la intervención del Instituto Nacional Electoral en la organización de las elecciones internas del PRD para la elección de sus consejos nacional y estatal, las tribus perredistas no guardan la compostura, y ya han comenzado con el “cochinero” que les caracteriza. Atizan las acusaciones mutuas sobre compra de voto, reparto de despensas y materiales, y un desaseo que no permite garantizar la democracia interna del partido que lleva esa premisa en su mismo nombre.
La jornada electoral está prevista para el próximo domingo, pero conforme se acerca la fecha crecen los señalamientos de ilegalidades entre los contendientes. Es parte del gen perredista de hacer de todo un conflicto. Lo mejor que le puede pasar al partido del sol azteca es que las cosas no se desborden y haya una elección medianamente aceptable, que les permitan reconocer sus resultados. Pedir más sería un exceso, donde también estará a prueba el INE en su primera intervención en la democracia interna de los partidos.
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A propósito del aeropuerto internacional de Texcoco anunciado por el presidente Enrique Peña Nieto, quien ya arremetió en contra del proyecto fue Andrés Manuel López Obrador, líder del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena). Dijo que llama mucho la atención que hay todo un lanzamiento publicitario, maquetas electrónicas, arquitectos afamados, pero detrás de esto, dijo, está el negocio y la corrupción, por lo que pidió a Peña Nieto aclarar el porqué se eligió al municipio de Texcoco como sede de la nueva terminal aérea.
López Obrador fue un apoyo fundamental del movimiento de San Salvador Atenco hace más de doce años, lo que derivó en la cancelación del aeropuerto anunciado por Vicente Fox. El tabasqueño recordó que en el sexenio foxista, incluso se planteó cerrar el actual AICM para usar sus 800 hectáreas para construir “un nuevo Santa Fe”. “Ese era el negocio en la época de Fox, y el gobierno federal todavía no anuncia si va a cerrarlo”, cuestionó el dos veces candidato presidencial.
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