Redacción
Distrito Federal. 4 de septiembre de 2014.- El secretario de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, (Sedatu) del gobierno federal, Jorge Carlos Ramírez Marón admitió que el gobierno federal sí ha adquirido tierras ejidales en Salvador Atenco, pero no para la nueva terminal aérea, sino para un reserva ecológica, que se ubicará a un costado del aeropuerto.
Ante las acusaciones del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra de un presunto despojo de tierras en Salvador Atenco para la edificación del nuevo aeropuerto internacional de la ciudad de México que ayer fue presentado por el presidente Enrique Peña, hoy varios secretarios de estado aseguraron que esta obra se construirá en su totalidad en terrenos propiedad del gobierno federal.
En conferencia de prensa, el secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, descartó que el proyecto del nuevo aeropuerto corra riesgo por las protestas de ejidatarios de San Salvador Atenco, ya que ahora, estas movilizaciones no son generalizadas, y los terrenos donde se tiene planeado hacer la terminal aérea no contemplan predios de esta comunidad.
El titular de la Sedatu reconoció que el gobierno federal, a través de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) ha adquirido tierras a diversos ejidos de Atenco en años pasados, en transacciones en las que el 97 por ciento de la Asamblea Ejidal ha estado de acuerdo.
La compra de terrenos ha sido apegada a derecho -dijo- pero sobre todo con el consentimiento de la asamblea de ejidatarios de Atenco.
“No tenemos la culpa de que (estas personas que ahora protestan) estén mal asesorados, todo se ha hecho con absoluta legalidad”, insistió.
En la conferencia se explicó que el nuevo aeropuerto se levantará en una superficie de cuatro mil 436 hectáreas de un total de 10 mil 45, que son propiedad absoluta del gobierno, por lo que “no hace sentido comprar tierras para construir el nuevo aeropuerto”.
Los funcionarios insistieron en las bondades del proyecto pues este generará empleos y oportunidades de desarrollo a una zona del estado de México donde existen rezagos muy importantes.