Toluca, Edomex. 12 de agosto de 2014.- Si a alguien se le reconoce como el fundador del Grupo Atlacomulco hoy enquistado en el poder, ese sin duda es Isidro Fabela, quien se convirtió en gobernador del Estado de México, tras el asesinato de Alfredo Zárate Albarrán. Hoy, Enrique Peña Nieto –originario de Atlacomulco- asistirá a su tierra natal con motivo del 50 aniversario luctuoso del patriarca de la clase política mexiquense que gobierna desde Los Pinos hace 20 meses, y en el Estado de México hace más de 70 años.
La presencia de Peña Nieto hoy en Atlacomulco pasa más por lo simbólico que por lo histórico, en tanto que Isidro Fabela –pese a su carrera como diplomático- no fue un destacado personaje de la historia nacional. El presidente de México sabe que origen es destino, y desde el monumento de Isidro Fabela comenzó su carrera política cuando buscó ser diputado local, sabedor de que se convertiría en sucesor de Arturo Montiel, otro originario de Atlacomulco.
Fue Fabela el artífice para que Alfredo del Mazo Vélez y Salvador Sánchez Colín, ambos originarios de Atlacomulco, alcanzaran de forma sucesoria la gubernatura que tomaron prestada para nunca soltar. Luego vinieron los casos del Alfredo del Mazo González –con la carga dinástica-, Arturo Montiel y Enrique Peña, el heredero del mito fundador que vaticinó cinco mandatarios de Atlacomulco y uno de ellos destinado a ocupar la Presidencia de la República.
Aun cuando Eruviel Ávila –oriundo de Ecatepec- se erigió como gobernador desde el Valle de México, la dominancia de los grupos, y de su gabinete en lo particular, sigue con la hegemonía de Atlacomulco. La presencia del peñismo hoy en el núcleo político sólo lo confirma. Es poder demás significativa la permanente presencia de Peña Nieto en el Estado de México, y más cuando se presenta en Atlacomulco. Aquí nada es coincidencia y sobran las casualidades.
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Luego de que por la mañana, Enrique Peña promulgó las leyes secundarias de la reforma energética, por la noche, en cadena nacional anunció que lo más importante será la ejecución de las reformas estructurales. El exgobernador mexiquense calificó a la energética como la reforma más trascendental de los últimos 50 años, y parece estar destinada como la panacea en el futuro económico y social del país. Se estima que haya resultados tangibles en al menos cinco años, cuando por cierto Peña ya no sea presidente de México.
En un plazo de diez días, el mexiquense comenzará la promoción de su segundo informe de gobierno. El spoteo inundará la radio y la televisión, para alistar su mensaje político de mayor importancia previo a las elecciones intermedias del año entrante, donde el priísmo empezará a sortear la gobernabilidad de la segunda parte de su gobierno, y además la etapa sucesoria del todavía muy lejano 2018. Los tiempos electorales han iniciado a correr.
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