Humberto Benítez está de regreso. El extitular de la PROFECO ayer rindió protesta como Presidente de la Fundación de la Universidad Autónoma del Estado de México. Se cumple la premisa de que en política nadie está muerto. Luego del escándalo protagonizado por su hija, bautizada en redes sociales como Lady Profeco, el hankista Benítez Treviño se reincorpora a su labor política, en un cargo que por cierto, hace algunos ayeres ocupó César Camacho Quiroz, hoy presidente nacional del PRI.
El nombramiento de Monte Alejandro Rubido debe verse como un empoderamiento al grupo político de Emilio Chuayffet. El nuevo titular de la Comisión Nacional de Seguridad trabajó con don Emilio en la gubernatura mexiquense en labores de inteligencia, y posteriormente en el CISEN –donde creció políticamente-, cuando Chuayffet despachó desde la Secretaría de Gobernación. Poco a poco, el exmandatario estatal se convierte en factor de amplia influencia para el gabinete de Enrique Peña.
El nombramiento no cayó bien para Miguel Ángel Osorio Chong, quien causó la renuncia de Manuel Mondragón y Kalb. El jefe político del grupo Hidalgo en el gabinete, quería a alguien cercano y de su entera confianza, pero simplemente no tuvo una propuesta sólida. Entre tanto desencuentro, y frente al clima de inseguridad, no es gratuito escuchar en los pasillos de Bucarelli, que de seguir en esa actitud, no sería imposible que la próxima renuncia sea la suya.
Quien también anda estrenando puesto es el toluqueño Fausto Muciño, un montielista de cepa, que la semana pasada fue designado Secretario de Asuntos Internacionales y de Migrantes del PRI en la entidad. Hace unas semanas, fue removido de su cargo en el gobierno, pero se ha insertado en las tareas partidistas. Por lo que se ve, la andanada de cambios podría derivarse en las próximas semanas, tanto en el PRI como en el gobierno de Eruviel.
El montielismo se fortalece en el comité priísta con Miguel Sámano, Jaime Barrera, Eduardo Zarzoza y el propio Fausto. Con esa camada de priístas, lo único que no se entiende es la permanencia de Raúl Domínguez Rex como dirigente estatal del PRI, de quien nuevamente ayer resonó su eventual salida. Como posibles sustitutos de Rex hacen fila en orden de aparición: Raymundo Martínez, Efrén Rojas y Miguel Sámano. Hagan sus apuestas.
Poquita pena debería tener el legislador federal priísta, Gerardo Liceaga, quien ayer destacó el avance de la Ley contra la Violencia en los Eventos Deportivos. A través de su twitter personal presumió: “Hoy se publicó el dictamen y el jueves se vota en el pleno. Era hora”. Fustiga la violencia en los estadios, aprovecha la coyuntura de las barras y porras futboleras, pero da el mal ejemplo protagonizando zafarranchos en la tribuna de San Lázaro como el de la semana pasada. Tantita congruencia al excomentarista de Televisa.