Redacción
El conflicto que mantienen los comuneros de San Francisco Xochicuautla, del municipio de Lerma, con las autoridades mexiquenses por la edificación de la autopista Naucalpan-Toluca parece no tener fin.
Tras siete años de disputa, ni unos ni otros ceden en sus pretensiones. Los comuneros exigen la cancelación definitiva del proyecto carretero por considerarlo un atentado ambiental de grandes magnitudes, y las autoridades han anunciado que esta vialidad de 39 kilómetros se realizará, pese a todo, y se pondrá en operación el año entrante.
Ayer, los comuneros denunciaron, de nueva cuenta, que la empresa constructora de la autopista no ha respetado las suspensiones provisionales dictadas por tres distintos jueces de distrito, para detener la obra momentáneamente mientras se resuelve el fondo de los juicios de amparo. Indicaron que la empresa nunca ha parado de trabajar en la zona, y desde hace meses lo hace bajo el resguardo de la policía estatal.
El principal argumento para oponerse a la autopista que conectará el poniente del Valle de México con la zona norte de Toluca, donde se encuentra el aeropuerto Internacional Adolfo López Mateos, radica en la defensa de áreas naturales protegidas conocidas como el bosque Otomí-Mexica y el llamado Santuario del Agua.
El trazo original de la carretera pasará por este perímetro boscoso, que a decir de los comuneros de Xochicuautla, es fundamental para el equilibrio ecológico de la zona y fundamental para el suministro de agua a todo el valle de México, pues es esta región arbolada, donde se recargan los mantos del acuífero del Lerma, de donde se surte de agua al Distrito Federal y los municipios conurbados.
Los comuneros han logrado que varias organizaciones ambientales y de derechos indígenas se sumen a su causa. Bajo esta lógica han creado el Comité en defensa del Bosque Otomí Mexica y el Frente de Pueblos en Defensa de la Madre Tierra.
El próximo fin de semana, informaron, sesionará en esta comunidad enclavada en la zona serrana de Lerma, el Congreso Nacional Indígena, donde etnias de todo el país anunciarán su adhesión y respaldo a esta lucha en contra de la carretera.
Si se hace la carretera, afectarán de menos 16 hectáreas de bosque, lo que implica el derribo de decenas de miles de árboles de esta región. Además, indican, la carretera dividirá sitios que han sido utilizados ancestralmente por indígenas otomíes para la celebración de ceremonias.
El proyecto carretero también ha dividido a la comunidad, en gran parte, acusan los comuneros, porque los representantes de los bienes comunales han sido cooptados por las autoridades para que den su aval a la construcción de la vía.
A decir de la Secretaría de Comunicaciones del gobierno estatal, el proyecto cuenta ya con el 98 por ciento de la liberación de los derechos de vía y sólo resta el 2 por ciento, que correspondería a las tierras de Xochicuautla, que aún están protegidas por los juicios de amparo promovidos.
La obra lleva un avance de 18 por ciento y el secretario del ramo, Apolinar Mena, ha mencionado que esta autopista debe estar lista en 2015.
“Esperemos que recapaciten y terminen cancelando la obra. No queremos enfrentamientos, ni violencia, pero no permitiremos imposiciones, porque nunca han recurrido a las comunidades a tomarles parecer para estas obras”, dijo uno de los integrantes del Comité por la defensa del Bosque Otomí Mexica.