El Ejecutivo propone, el legislativo descompone y la oposición presupone. La Reforma Energética ha dejado más dudas que certezas. El fondo del asunto se discutirá, y también se contendrá en la legislación secundaria. Mientras no se regule la participación de la IP en el sector energético, la reforma en la materia simplemente será letra muerta. Esa es la tarea legislativa que debe ocupar a legisladores, antes de que los alcancen nuevas elecciones.
Con inusitada velocidad, en menos de 24 horas, la Cámara de Diputados Federal que apenas el miércoles recibió la Reforma Energética, ayer jueves a mediodía ya había dado su aval para cambios sustanciales a los Artículos 25, 27 y 28 constitucionales. En lo que antes era considerado un sector estratégico, los hidrocarburos han sido abiertos para su exploración y explotación a la iniciativa privada. El nacionalismo revolucionario se borró del imaginario colectivo.
La izquierda se fue por el camino fácil. Abandonó la argumentación y prefirió el acto circense. Por eso no vence, ni tampoco convence. Legisladores que se desnudan en tribuna. Otros que gritonearon y agitaron las manos. Mucho nacionalismo, escaso racionalismo. Ahí sellaron una derrota anunciada. Muy preocupados del futuro, pero poco ocupados del presente. Una izquierda vergonzosa, tanto como la derecha que se impuso.
Como cambian los tiempos, en 2008 el PRI se opuso a la Reforma Energética que empujaba Felipe Calderón. En los spots priístas se distinguían las voces de quienes no abandonan la curul: Beltrones y Gamboa. También aparecía Francisco Labastida. Y en esa andanada opositora, una mexiquense conocida por todos: Martha Hilda González Calderón, diputada federal que remataba: “sin afanes privatizadores recuperaremos nuestra producción petrolera”. (http://bit.ly/18p7WSQ)