La que inicia será una semana decisiva para las intenciones de Andrés Manuel López Obrador por contar con su propio partido político. El próximo fin de semana pretende desarrollar la asamblea estatal en el Estado de México, considerada decisiva, por concentrar casi el 13 por ciento del padrón electoral y donde medirá su real poder de convocatoria, su músculo político, y su liderazgo moral en la tierra natal de Enrique Peña.
Con tiempo de antelación, los liderazgos estatales tienen sabido que las autoridades de Toluca no han prestado la Plaza de los Mártires para el desarrollo cívico de evento político. Por tanto, el cambio de sede anunciado hace dos semanas no podrá ser pretexto para no completar el número de asistentes previsto. El desafío del Estado de México representa afiliar a 50 mil mexiquenses al “Morenaje” en proceso de formación.
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Una noticia mala y una buena. El Estado de México registra una tasa de 5.8% de desempleo, lo que equivale a 470 mil personas sin trabajo. Con esa cifra, al mes de septiembre, la entidad ocupa el quinto lugar a nivel nacional en desempleo. En gran medida, las condiciones se atribuyen a la densidad poblacional y la desaceleración económica que ha sufrido el país a lo largo del año. El panorama ha sido desalentador en nueve meses.
La cosa buena, es que la entidad ocupa el primer lugar en creación de empleos, y hasta el momento son 47 mil nuevos espacios generados, entre enero y septiembre del año en curso. Para el último trimestre, la secretaría del trabajo estatal contempla alcanzar la meta de crear 80 mil puestos de trabajo. De alcanzar el objetivo, implicaría generar casi 10 mil empleos cada mes, entre octubre y diciembre de este año.
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Infructuosamente, la bancada panista en la legislatura local impulsará con su homóloga del Distrito Federal, la necesidad de una reunión interparlamentaria. Los muy desacreditados coordinadores, Ulises Ramírez y Federico Döring, buscarán recuperar su peso político alicaído, a partir de impulsar una agenda legislativa en común.
Lo cierto es que el panismo mexiquense y capitalino se encuentran absolutamente desdibujados, sin influencia y sin peso legislativo. Aunado a que hoy más que nunca, los proyectos políticos de Eruviel Ávila en la entidad, y Miguel Ángel Mancera en la capital del país, se encuentran separados, distantes e irreconciliables. El proyecto panista es meramente mediático, inviable en lo político y sin sustento parlamentario.