Se ha comenzado a calentar el proceso sucesorio en la Universidad Autónoma del Estado de México. Cuentan los que saben, que desde Los Pinos también mandan señales sobre el próximo rector auriverde. Y desde los ánimos del círculo cercano a Peña Nieto ven con muy buenos ojos a Jorge Olvera García, actual secretario técnico del gabinete universitario. Los hermanos Olvera –crecieron con ímpetu durante el montielismo- y también durante el rectorado del hoy consejero electoral, José Martínez Vilchis.
Jorge Olvera fue director de la Facultad de Derecho. Mientras que durante la administración de Martínez Vilchis se convirtió en abogado general. Fue de los pocos hombres cercanos a Pepe que sobrevivió en la gestión de Eduardo Gasca, y se ha metido en la baraja de la sucesión. Su hermano Julio César, fue sucesor de Martínez como director de la Facultad de Ciencias Políticas, y fungió como consejero electoral, obligado a renunciar en medio del escándalo de corrupción previo a la elección de gobernador de 2005.
De seguir en esa lógica, donde el montielismo influye con fuerza en la vida pública de la entidad, incluida la gubernatura de Eruviel Ávila, se debe apuntar a Jorge Olvera como un aspirante avezado, pero no el único. El fuego amigo que está por venir, podrá ventilar los aspectos negativos de quienes pretenden ocupar la silla principal del edificio de rectoría. Una elección que hasta el momento está indefinida por tiempo y circunstancia.
Para muchos, Felipe González Solano, es ni más, ni menos, que el delfín político de la administración que ha comenzado la cuenta regresiva. El ex director de la facultad de Odontología y actual secretario de Docencia, y por decirlo sutilmente, es el funcionario más placeado de los últimos cuatro años, dadas sus responsabilidades, pero también sus aspiraciones, y apoyos alcanzados. Lo que ya es un hecho, es que será rector, no habrá rectora.
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En el Partido Acción Nacional siguen sin definir a la dirigencia estatal. Los artilugios a los que está acostumbrado Ulises Ramírez y su grupo político, pretenden obligar a Sergio Octavio Germán Olivares –presidente saliente- que mediante un albazo permita la sucesión a favor de Oscar Sánchez. Sin embargo, hasta la fecha a tres meses de la elección el Comité Ejecutivo Nacional mantiene en la indefinición la validez de esos comicios.
Por si fuera poco, la comisión especial comandada por Héctor Larios, Javier Corral y Max Cortázar brilla por su ausencia. Ni siquiera han tocado base en el estado, para enterarse de la situación que priva en el panismo mexiquense, y que está cerca de colapsar a su partido, y su escasa militancia que ratificó su filiación blanquiazul. Y mientras no haya un resolutivo final, quien respira es el grupo político de Luis Felipe Bravo Mena.