Hay dos ex secretarios de Estado de los tiempos de Miguel de la Madrid y Carlos Salinas que podrían formar parte del gabinete de Enrique Peña. Se trata de Alfredo del Mazo González, ex gobernador del estado de México – con parentesco con el virtual ganador de las elecciones-; además de Pedro Aspe Armella –tutor político de Luis Videgaray Caso, el hombre más cercano a Peña Nieto-.
Ambos están perfilados para ocupar la dirección general de Petróleos Mexicanos (PEMEX), que representa una de las áreas clave del Gobierno Federal. La reforma energética planteada por Enrique Peña durante su campaña, está cimentada en una propuesta del propio Pedro Aspe. En tanto que Del Mazo González fue secretario de Energía en los tiempos de Miguel de la Madrid, y conoce los problemas que aquejan a Pemex para sacarla del marasmo administrativo.
Y si alguien piensa que Ernesto Zedillo está desinteresado en Pemex se equivoca. El fallido candidato presidencial y actual senador, Francisco Labastida Ochoa está más que puesto para la secretaría de Energía, cuya área también ya encabezó. De cara al próximo gabinete, parece que todos los caminos llevan a Pemex.
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Vaya que el diputado local, José Manzur enfrentará un conflicto de intereses. Ayer el gobernador Eruviel Ávila envió a la legislatura mexiquense una iniciativa de ley para regular las tarifas de los prestadores de servicios de arrastre y depósito de vehículos en el estado. En el Valle de Toluca, durante muchos años, las grúas Manzur operaron con la discrecionalidad que la norma les permitía, y todo apunta a que los grulleros tienen los días contados en la opacidad.
Manzur, futuro legislador federal, tiene dos opciones en su mano: apoyar decididamente la iniciativa de Eruviel Ávila y apoyarla en lo inmediato, o en el mejor de los casos, enviar a la congeladora la misma y evitar con ello dispararse un balazo en el pie de sus jugosos negocios. ¿Cuál será la decisión que tomará Manzur para su mejor destino? Es pregunta que no admite corralón.
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Al procurador de justicia estatal, Alfredo Castillo Cervantes ya le llaman “el niño héroe”. Pues los conocedores aseguran que no llega al Grito de Independencia. Tan pronto como pase el primer informe de gobierno de Eruviel Ávila, se avizora venga la primera andanada de cambios en su gabinete, y quien tiene el mayor desgaste institucional es el titular de la PGJEM.
Su problema no sólo implica al costo político que ha asumido por asuntos como El Coqueto, la niña Paulette, y los cateos a casas de poetas. También involucra su insana relación con el secretario de seguridad ciudadana, Salvador Neme Sastré, quien es uno de los consentidos de Enrique Peña, y frente a esos afectos, el inquilino de la avenida Morelos, muy poco o nada tiene quehacer.
