Redacción
El panismo del Estado de México enfrenta una nueva división encausada por las precandidaturas presidenciales, que en forma indirecta incidirán sobre quiénes serán los candidatos al Senado de la República en la entidad. El proceso interno ha llevado al encono dado el empecinamiento del presidente Felipe Calderón por convertir a Ernesto Cordero en el abanderado de su partido rumbo a Los Pinos.

El favoritismo de Calderón para su ex secretario de Hacienda ha enrarecido los procesos internos en las entidades del país, sin que el Estado de México sea la excepción, donde tres liderazgos se disputan la candidatura al Senado de la República: Oscar Sánchez Juárez, José Luis Durán Reveles y Gustavo Parra Noriega son la fórmula que divide a la militancia panista para elegir a su vez al candidato presidencial del partido en el poder desde hace once años.
El pasado miércoles, la aspirante presidencial Josefina Vázquez Mota dio su espaldarazo a Gustavo Parra rumbo al senado de la República. Parra, actualmente diputado local, es identificado con el grupo de los Bravo boy´s que encabeza Luis Felipe Bravo –ex candidato a gobernador-. En ese mismo sector se vincula a Carlos Alberto Pérez Cuevas –vicecoordinador del PAN en San Lázaro-; y a la diputada local Mónica Fragoso –cuñada del ex dirigente estatal del PAN Juan Carlos Núñez Armas-. A nivel federal, las afinidades de Vázquez Mota están con Carlos Medina Plascencia, Roberto Gil Zuarth, Ernesto Rufo, entre otros.
Tan sólo 24 horas después, Ernesto Cordero Arroyo –el delfín del presidente Felipe Calderón- mostró su respaldo a favor de Oscar Sánchez Juárez, precandidato a la senaduría. Oscar Sánchez pertenece al grupo político de Ulises Ramírez –actual senador y ex coordinador de asesores del finado Juan Camilo Mouriño-. Otros actores vinculados a Cordero son Octavio Germán Olivares –presidente estatal del PAN-; y el alcalde de Zinacantepec Gustavo Vargas Cruz. En el ámbito federal, el equipo corderista tiene la simpatía de Javier Lozano, José Antonio Meade y César Nava –ex dirigente nacional del blanquiazul-.
Del otro lado, Santiago Creel Miranda presentó hace algunas semanas a su equipo de campaña, donde resalta la presencia del mexiquense José Luis Durán Reveles –ex alcalde de Naucalpan-, quien es precandidato del PAN al Senado de la República. Durán, cuenta con su propio grupo político con él a la cabeza. Junto con Creel están otros mexiquenses destacados como Francisco Gárate Chapa –ex dirigente estatal del PAN-. Mientras que en el escenario federal, Creel tiene a su favor las simpatías de senadores como Marko López –el ex candidato panista a la alcaldía de Morelia, elección recientemente anulada-.
La misma división tripartita fue vivenciada por la militancia del panismo mexiquense hace más de ocho meses, cuando en un proceso interno se eligió el candidato a la gubernatura estatal. Inscritos en esa contienda participaron Ulises Ramírez, José Luis Durán y Luis Felipe Bravo; éstos últimos dos ya habían contendido por la gubernatura en 1993 y 1999.
A la mitad del proceso interno, Ulises Ramírez y José Luis Durán declinaron a favor de Bravo Mena con un resultado desastroso para el panismo mexiquense. Con una ridícula votación, el panista sucumbió hasta el tercer lugar, por primera ocasión en unos comicios para gobernador en el Estado de México, con una suma de 500 mil sufragios, frente a los más de 3 millones de votos que consiguió el priísta Eruviel Ávila Villegas, y poco más de un millón que alcanzó el perredista Alejandro Encinas.
Las estructuras electorales del panismo simplemente no funcionaron, y obtuvieron casi la mitad de sufragios de los conseguidos por Rubén Mendoza Ayala en la elección de gobernador de 2005, cuando el blanquiazul alcanzó el segundo lugar con más de 900 mil votos. La simulación partidista fue una tónica a lo largo de la campaña, producto de una sólida inconformidad a la imposición del presidente Felipe Calderón para designar a Bravo Mena como candidato a gobernador, quien venía desempeñándose meses antes como su secretario particular.
A casi un año de distancia, y frente a nuevas definiciones, parece que la lección fue poco clara para Felipe Calderón que juega a favor de Ernesto Cordero y sus personajes afines en las posiciones al Senado de la República.