Toluca, Edomex; 14 de diciembre de 2020.- Las mesas de inclusión y diálogo propuestas por la dirigencia del PRI mexiquense para construir candidaturas de unidad, atienden diversas problemáticas y estrategias electorales, pero son omisas para establecer consensos entre los distintos grupos políticos. Sólo pretenden legitimar una decisión ya tomada en las últimas semanas, y que bajo el argumento de la paridad de género buscarán incidir en que todos los aspirantes apoyen a quien resulte ungido y palomeado por las élites políticas.
Lo cierto es que, los más beneficiados cuando el PRI sale derrotado, son los grupos políticos que negocian sobre la mesa la asignación de regidurías. El candidato a presidente municipal cede los primeros lugares de la planilla para los aspirantes desplazados, y son esas posiciones quienes aprovechan el fracaso para conseguir lugares de representación como ediles de oposición. Un par de ejemplos de las elecciones de 2018 saltan a la vista en el Valle de Toluca.
En la capital mexiquense, el sacrificado fue Fernando Zamora que buscó fallidamente la elección consecutiva, pero el grupo político de Martha Hilda González logró colocar a la regidora Paola Jiménez. En Metepec, Carolina Monroy se topó con pared en las urnas, pero el grupo de Ana Lilia Herrera alcanzó los votos suficientes para convertir a Rodrigo Falcón como regidor. Actualmente, Zamora no tiene condiciones de retorno político; mientras Jiménez apoya la coyuntura para aspirar a ser candidata a diputada local.
De eso, las mesas de diálogo e inclusión son omisas para evitar rupturas, enconos y una desbandada a otros partidos políticos.
Un dato: el jueves pasado, durante la mesa de inclusión de Toluca. Sixto Noguez y Braulio Álvarez exigieron la presencia -a distancia- de la dirigente estatal del PRI, Alejandra del Moral, quien por primera ocasión atestiguó el diálogo de los aspirantes toluqueños. Tras unos minutos de iniciada la reunión vía zoom, la presidenta priísta se hizo presente, y aunque saludó personalmente a todos, omitió mencionar tanto a Sixto como a Braulio. La reunión sólo dio un recuento de la estrategia en redes sociales, y de las candidaturas nadie dijo nada.
Faltan muchos meses para la elección, y ya la comentocracia insiste en posicionar a un eventual coordinador de la bancada del PRI en la próxima Legislatura estatal. Nombres van y vienen, lo que no debe perderse de vista es la tradición no escrita del gobernador en turno para esas definiciones.
En 2003, Arturo Montiel hizo todo lo posible para que el coordinador de la bancada priísta fuera Enrique Peña Nieto, a la postre candidato a gobernador. En 2009, Peña Nieto impuso a Ernesto Nemer, quien disputo hasta el final su aspiración por la candidatura priísta. Y en 2015, Eruviel favoreció a Aarón Urbina, quien incluso asistía a las reuniones de gabinete estatal. En 2021, Del Mazo buscará favorecer a uno de los suyos.
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