Toluca, Edomex; 28 de julio de 2020.- Esta semana, Emilio Lozoya tendrá sus primeras audiencias judiciales en México. Empieza un proceso largo de consecuencias políticas inexploradas. Si el exdirector de Pemex decide ampliar sus acusaciones sobre los casos de corrupción del sexenio pasado, habrá que sopesar dos escenarios: las pruebas que pueda presentar en sus revelaciones; y el alcance que tendrá sobre los funcionarios del gabinete peñista que deberán enfrentar procesos judiciales. Muchos de ellos se mantienen vigentes.
Hay dos despachos donde se han encendido las alertas. En la dirigencia nacional priísta que encabeza Alejandro Moreno, donde han pretendido deslindarse de todos y de todo para evitar una mayor desaprobación social. Y, en segundo lugar, la gubernatura delmacista, porque otra vez la clase gobernante mexiquense estará estigmatizada en medio de la corrupción. La relación cordial entre Alito y Del Mazo con el gobierno lopezobradorista pende de un hilo. La batalla electoral ha comenzado con la politización del caso Lozoya.
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Alejandra del Moral ya ha reiniciado sus actividades presenciales. Desde la semana pasada, la dirigente priísta tuvo encuentros con quienes fueron sus compañeros en la Legislatura Federal entre 2012 y 2015. Aquellos que, por cierto, aprobaron la controversial reforma energética, y que hoy persigue en el escándalo al sexenio peñista por el caso Lozoya y Odebrecht. El fin de semana, sin precisar el municipio donde estuvo de gira, Del Moral reactivó sus reuniones con las estructuras de seccionales y lo difundió en sus redes sociales.
La convocatoria es reducida. En un partido acostumbrado a mostrar el músculo político, la nueva normalidad será de gran incertidumbre. No se sabe si el priísmo ha fallado en su poder de convocatoria o simplemente los eventos se han reducido para evitar aglomeraciones. Del Moral ha comenzado a recorrer municipios con el propósito de revisar escenarios electorales, que incluye la presentación de posibles candidatos para la elección intermedia de 2021.
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Higinio Martínez dio una muestra de su músculo político en agosto del año pasado, cuando rindió su primer informe de labores legislativo. El líder del GAP ahora no podrá repetir el esquema por la contingencia sanitaria. Ante la imposibilidad de elegir la dirigencia estatal de Morena, el senador deberá mantener su presencia territorial que le permita incidir en el reparto de candidaturas del año entrante. Por esa razón, reemplazará su informe por visitas a alcaldes y legisladores afines.
Desde esa condición, alcaldes y legisladores morenistas también van levantando la mano en su pretensión por aparecer en las boletas del año próximo. La reelección que hasta ahora se encuentra prohibida en los estatutos morenistas, deberán ser modificados en el corto plazo, y que muchos de los que ganaron en las urnas en 2018, busquen repetir en el cargo por otros tres años.
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