Toluca, Edomex. 29 de junio de 2017.- Hace tres meses, Erasto Martínez y Carlos Aguilar, los principales operadores políticos del gobernador Eruviel Ávila se separaron de sus cargos para integrarse a la campaña de Alfredo del Mazo. A dos meses y medio de que concluya el sexenio, parece que ya no regresarán a sus puestos. Hasta ahora, las áreas creadas exprofeso para ambos, la jefatura de la oficina del gobernador y la coordinación de imagen permanecen acéfalas.
El equipo más cercano de Alfredo del Mazo mantiene reuniones para tomar definiciones rumbo a su ascenso al poder, y su gestión de 100 días como gobernador. En muchas de esas reuniones, se ve desfilar a Ernesto Nemer, Alejandra del Moral y Enrique Jacob. Sin embargo, en los corrillos del priísmo se advierte como poco a poco, han sido excluidos Erasto y Aguilar. Su futuro político es incierto, pero anticipan que seguirán a Eruviel a donde continúe su camino.
En paralelo, Adrián Fuentes está de regreso como secretario de Desarrollo Económico. En la campaña, se dedicó a realizar trabajos de fontanería electoral, mediante una estructura que pocos conocían, y que buscaba el voto clientelar, a través de beneficiarios de programas sociales. Fuentes reclutó a liderazgos priístas de claroscuros, que abonaron al descrédito del partido. Con el triunfo en la bolsa, busca vender que su estructura también fue artífice del resultado.
Lo mismo ocurre con Darío Zacarías Capuchino. El pasado 1 de marzo, solicitó ante el Ayuntamiento de Acolman una licencia de 100 días para separarse del cargo. Desde entonces, fue designado secretario de Organización en el priísmo mexiquense. Ya pasaron casi cuatro meses y tampoco se le ven intenciones de regresar a la conclusión de su mandato. La condición de gobierno del municipio es incierta, mientras Zacarías ya busca cobrar facturas de su oficio político.
Un caso aparte es Aarón Urbina, quien desde marzo pasado, anunció que su licencia a la alcaldía era definitiva hasta que concluya su mandato. Con la afrenta de haber sido derrotado en su tierra natal, Tecámac; y además, el bastión del mandatario mexiquense, Ecatepec, el futuro personal de Urbina se ha topado con pared. Todo apunta a que no podrá enfrentar su octava elección al hilo, porque sus magros resultados no lo tienen en los afectos delmacistas.
Del Mazo, no pierde su tiempo, está metido en la proyección de su gobierno. Evalúa perfiles para la integración de su equipo, planifica los programas sociales que serán pilares de su mandato, plantea escenarios para legitimarse de una contienda altamente competida, y busca reconciliarse con todos los sectores del priísmo. Enfrentará una gubernatura debilitada, ya sea por el descrédito al partido o por su reducido margen de victoria. En eso se preocupa y se ocupa.
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