Frivolidad es la marca del gobierno de Eruviel Ávila. El pasado sábado, a través de la consentida Televisa, se transmitió la final del concurso Nuestra Belleza México, cuya sede fue el Aeropuerto Internacional de Toluca. Entre corte y corte, aparecieron los infomerciales turísticos de la entidad, para promover los lugares de atracción.  Nada nuevo que no se haya visto antes, de quienes aspiran a la Presidencia de México.

No podía faltar la presencia en cadena nacional y en horario estelar del propio Eruviel. Presumiendo el asistencialismo a las mujeres: las becas, las despensas, la atención hospitalaria y más. Oculto en el escenario: los feminicidios. Pero el objetivo mediático se cumple. El pago de favores vigente. Y la cercanía de Eruviel con Televisa es inocultable.

Para rematar el guión, la hija menor del mandatario entregó un ramo de flores a la ganadora del concurso de belleza. Los conductores agradeciendo una y otra vez al gobierno eruvielista la anfitriona. El costo económico debió ser alto, pero sobre todo evidencia las prioridades del actual gobierno. La pantalla por encima de la realidad.

No hay semana que Eruviel no salga en «las mangas del chaleco». Es para el noticiero estelar de Televisa un gobernador dicharachero, pero no aparece por aspectos negativos. Su imagen siempre es cuidada. Su aparición parece premeditada para posicionar su imagen, como parte de una estrategia a futuro. Esa es por hoy la esencia del mandatario estatal.

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Anoche trascendió que la Secretaría de Seguridad Ciudadana detuvo a una banda de delincuentes, a la que se le atribuye un par de asaltos en mismo número de restaurantes tradicionales en Toluca. La alcaldesa de la capital mexiquense, Martha Hilda González Calderón, rompió el silencio sobre la criminalidad que lacera a la ciudad, para reconocer las labores de investigación y captura de la Policía Estatal a través de redes sociales.