Ulises Ramírez no ve la suya. Ayer fue defenestrado de la coordinación de la bancada del PAN en la Legislatura del Estado de México. Para beneplácito de sus detractores, el Grupo Tlalnepantla perdió en menos de quince días, la dirigencia estatal del partido tras anularse la elección. Y ahora, Ulises ha sido removido como resultado del desgaste político que ya arrastraba. Junto con su grupo político, que no es menor, a Ulises se le ha ido el PAN entre las manos.
En contraparte, el grupo que gana es el encabezado por Luis Felipe Bravo Mena. Enrique Vargas del Villar –de los Bravo boys– fue designado coordinador de la fracción panista en la legislatura local, el nombramiento se oficializará este miércoles. También mañana se definirá fecha y convocatoria para nueva elección de presidente estatal, donde ya está apuntado Jorge Inzunza, el delfín bravomenista, que buscará arrebatar el control al Grupo Tlalnepantla.
Pero la designación de Vargas del Villar no es del todo mala. Para el partido en el gobierno, los vínculos de diálogo siempre estarán abiertos. Eruviel tiene garantizados los votos del PAN en la legislatura a través de Raúl Domínguez. La CTC tiene lazos muy estrechos con las empresas de Enrique Vargas, y es ahí donde lo económico pudiera compensar lo político. Es el momento de la familia Domínguez, tanto de Raúl como de Abel, para apaciguar las intenciones opositoras del nuevo pastor en el rebaño panista.
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Huixquilucan se ha convertido en el centro de operaciones del narcotráfico. No cabe duda, que al consolidarse como una zona residencial donde habitan empresarios y políticos, lo hace un sitio ideal de acciones financieras para el crimen organizado. Los narcos ahí viven, y cuando son heridos, se internan en el Hospital Ángeles de Interlomas. Ayer, un presunto criminal fue dado de alta por una herida de arma de fuego, pero fue acribillado en el estacionamiento del nosocomio. Una escena dantesca para quienes lo atestiguaron.
Otros casos relacionados con el crimen son las detenciones de Gerardo Álvarez Vázquez “El Indio”; José Jorge Balderas Garza “El JJ” y Oscar Oswaldo García Montoya “La Mano con Ojos”, ocurrida en tiempo y forma distinta, refirieron en su conjunto residir en la suntuosa zona habitacional de Huixquilucan. Camuflados con la clase más poderosa del país –tanto en lo económico como en lo político- ahí mismo conviven los narcotraficantes más influyentes del país, que se han asentado entre los huixquiluquenses.
Huixquilucan refleja, como ejemplo, el desafío de seguridad de México. En el diagnóstico es prolíficamente económico. En su zona residencial, se ocultan los capos que operan células del narcotráfico en el centro del país. Mientras que la en las partes tradicional y popular del municipio, abundan los jóvenes propensos a ser consumidores potenciales de estupefacientes, carentes de oportunidades laborales y posibilidades educativas. Los vendedores por un lado, los compradores por el otro. Y la autoridad insuficiente.
