A Gustavo Madero lo maicearon. El colmillo político de Ulises Ramírez bastó para costearle un viaje a Madero a Playa del Carmen, y desde el paradisiaco mar del Atlántico, negociar la unción de su delfín Oscar Sánchez Juárez como dirigente del PAN en el Estado de México. Ex senadores ambos, Madero y Ulises plancharon en lo oscurito que Sánchez –admirador de Hitler- se convirtiera de facto en el nuevo líder del panismo mexiquense.
La operación ocurrió en la reunión plenaria de la muy disminuida bancada panista en la legislatura local. Casualmente al oneroso cónclave legislativo de panistas no acudieron los diputados opositores a Ulises: Adriana Hinojosa; Enrique Vargas; Alfonso Bravo y Leticia Zepeda; los tres primeros identificados en el grupo político de los Bravo boys, y la última cercana al candidato perdedor Jorge Inzunza.
Con cargo al erario, los legisladores panistas vacacionaron… perdón, trabajaron en Playa del Carmen a favor de sus intereses. Más allá de su agenda legislativa, se encerraron para ver por su grupo político que encabeza el propio Ulises Ramírez. Eruviel sonríe, pues en Ulises encuentra un aliado. Nadie olvida que Ávila asistió a un informe legislativo de Ramírez, cuando estaba en puerta la definición la candidatura priísta a la gubernatura en el nada lejano 2011. La amenaza de la alianza opositora que empujaba Ulises se murió, y Eruviel es gobernador, pero con grandes aliados en el PAN y el PRD.
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El alcoholímetro ha sido suspendido momentáneamente. Sólo un fin de semana les duró el gusto a los municipios de Toluca, Metepec, San Mateo Atenco y Zinacantepec presumir su implementación. Se detectaron fallas en su operación, y se reanudará hasta próximo aviso. Se trató de una medida acelerada, improvisada y que obligó a los municipios a cancelar su ejecución este fin de semana. Las autoridades municipales quisieron dar un golpe mediático pero simplemente se toparon con sus deficiencias.
En el Valle de México se sigue valorando la operación del alcoholímetro. En municipios como Naucalpan, Tlalnepantla y Huixquilucan, la eventual ejecución de la medida, requiere de un mayor rigor por su colindancia con el Distrito Federal. Vialidades que cruzan de un municipio a otro, y de la entidad mexiquense a la capital del país. Para desgracia de la ciudadanía, las policías municipales de esa región también tienen la mala fama de ser de las más corruptas.
En el vox populi, corren las versiones, que durante los cuatro días que se implementó el alcoholímetro en el valle de Toluca se dispararon las extorsiones policíacas. Las mordidas como medida para evitar el arresto de quienes rebasaron los límites de alcohol en la sangre. Aunque del tema, las alcaldesas han sido omisas, es una circunstancia que no se puede negar, ni tolerar. Pero tampoco han mostrado acciones para evitar o castigar la corrupción.