Luego de que Jorge Hank Rhon perdió la candidatura del PRI a la gubernatura de Baja California, no hay que perder de vista a Jorge Alberto Hank Inzunza –dueño del equipo de fútbol Xolos- quien podría convertirse en abanderado priísta a la alcaldía de Tijuana, municipio que ya gobernó su padre entre 2004 y 2007. El nieto del profesor Hank González, pretende seguir los pasos del líder del mítico Grupo Atlacomulco para gobernar la ciudad fronteriza.
La candidatura priísta ganada por Fernando Castro Trenti al gobierno de Baja California, los Hank la han visualizado como una oportunidad de ampliar su influencia política. Jorge Hank Inzunza cuenta con fuertes posibilidades de alzarse con el triunfo electoral en julio próximo, y será moneda de cambio para que Hank Rhon se discipline en torno a la línea tricolor. Quien ganó fue también el senador Manlio Fabio Beltrones que impulsó a Castro Trenti, y jugó las contras de los Hank, que se quedaron a la orilla del objetivo.
Hank Inzunza tiene claridad en que su proyecto político se basa en dos pilares: por un lado, el éxito deportivo de los Xolos de Tijuana, equipo campeón del fútbol mexicano y que causó una gran euforia en la sociedad; y por otra parte, los operadores políticos y la maquinaria electoral que ya tenía aceitada su padre para la campaña para gobernador, y que ahora, reducirá su campo de acción en Tijuana. Lo cierto es que apenas sería éste el primer escalón.
Lo que sigue por analizar, serán los beneficios que alcanzarán las empresas constructoras de los Hank en el gobierno de Enrique Peña Nieto, que tan buenas ganancias les dio en el Estado de México, cuando el hoy presidente fue mandatario de su tierra natal. Carlos Hank es sin duda, uno de los empresarios de mayor influencia en el círculo cercano del peñanietismo, que está en la línea de contribuir a la edificación de carreteras, hospitales, escuelas y demás.
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Luego de la exhumación de un cadáver en la zona de Santa María Atarasquillo en Lerma se generó una muy preocupante crisis de especulación. Entre los pobladores se determinó emprender un “toque de queda” para evitar salir a la vía pública cuando oscurezca en la zona. Sabedores de que el clima de inseguridad les ha alcanzado, prefirieron tomar decisiones comunitarias, y no esperar a una infructuosa acción del gobierno, que actúa sin energía.
Cerca de las ocho de la noche, los negocios de la zona centro de Atarasquillo iniciaron cierre de locales. Para rematar, un convoy de la Policía de Lerma realizó rondines de prevención en la comunidad. El cierre de negocios, junto con el temor generalizado se esparció como pólvora. Mientras que las autoridades estatales y municipales se abstuvieron de pronunciamientos sobre dichas circunstancias.
